El día prometía ser intenso, pues era nuestro último día en Kyoto y quedaba mucho por ver. Dos días son muy poco para disfrutar de todo lo que ofrece la ciudad de Kyoto. Así que lo primero que hicimos fue comprar en el hotel el ticket diario de bus. Íbamos a exprimir al máximo los 500 ¥ por persona que cuesta).
A las 8:00h salimos dispuestos a comernos el mundo en busca del bus que nos llevase al famoso bosque de bambús de Arashiyama. Nuestros ánimos se desinflaron una vez más al no ser capaces de localizarlo. Preguntamos a varias personas, y nos acabaron recomendando que fuésemos en tren. Como teníamos la estación de JR detrás no lo pensamos más y allá que nos fuimos.
Tenryu-ji temple
Después de bajar del tren tuvimos que andar un poco por el pueblo hasta llegar al inicio de la senda que lleva al bosque de bambús. Tras un pequeño paseo de 5-10 minutos llegamos al templo Tenryu-ji (traducido el Templo Celestial del Dragón, GPS 35,0.95N, 135,40.43E).
Ya que estábamos allí decidimos entrar. Aquí un aviso: la entrada son 500 ¥, pero sólo da acceso a los jardines. Si quieres acceder al propio templo debes pagar 300 ¥ más.
El paseo por los jardines Zen fue bonito y relajante, pero nos pareció cara la entrada para lo que había que ver. Más aún cuando tenías que pagar un plus para ver el templo. En fin, que a día de hoy no repetiría.
Aquí te dejo unas pocas fotos de muestra.
EXIF: 15mm | F/8 | 1/800″ | ISO 100
EXIF: 26mm | F/9 | 1/100″ | ISO 100
EXIF: 15mm | F/9 | 1/200″ | ISO 100
Bosque de bambús de Arashiyama
Acabada la visita al templo salimos dirección a pegarnos el segundo chasco del día. Después de haber visto miles de fotos del bosque de bambús (en inglés conocido como Arashiyama bamboo grove, GPS 35,1.02N, 135,40.31E) me hacía ilusión visitarlo.
Para empezar admito que en parte fue error mío: quise ir por la mañana temprano, pero tampoco demasiado. Quería que el sol estuviese un poco más elevado para que se colase la luz desde arriba hacia el camino. Lo que no me esperaba es que aun siendo bastante pronto ya estuviese plagado de gente por todos lados. No sólo eso, sino que ese camino que conoces por las fotos que te permite “andar entre bambús” es muy corto. Soy muy malo para las medidas, pero diría que no serán más de 200-300 metros de camino.
Y ya lo más fuerte y desilusionante de todo: ¡por ese caminito pasan hasta taxis! ¿Tú crees que eso es normal? Por si no te lo crees…
EXIF: 15mm | F/6.3 | 1/30″ | ISO 800
Como se suele decir, “al mal tiempo buena cara”. Así que hice lo que pude. Armado de mucha paciencia me paré quieto en la zona que más me gustó y esperé a que los grupos más grandes acabasen de pasar. Esta fue la foto en la que conseguí un camino más despejado de gente (y sólo duró así 2 o 3 segundos):
EXIF: 15mm | F/8 | 1/60″ | ISO 800
Con tanta gente por ahí era impensable plantar el trípode, usar filtros ND y demás. Decidí buscar otro tipo de encuadres:
EXIF: 20mm | F/8 | 1/80″ | ISO 400 (bracketing 2 tomas)
EXIF: 22mm | F/4 | 1/60″ | ISO 800
EXIF: 15mm | F/2.8 | 1/80″ | ISO 200 (bracketing 2 tomas)
En resumen, el sitio es bonito pero decepciona ver el poco espacio visitable y lo lleno de gente que está. Por ello, la recomendación es visitarlo al amanecer o tras irse el sol. No tendrás esos tonos cálidos de forma natural, pero lo visitarás agusto, podrás usar trípode y tener una foto limpia.
Acabada la visita nos fue más fácil localizar el bus que nos llevaría de vuelta a la ciudad. Lo cogimos para poner rumbo a nuestra siguiente visita.
La senda del filósofo
También conocida como el “camino de la filosofía” (Tetsugaku-no-michi en japonés) (GPS 35,1.22N, 135,47.63E). Se trata de un pequeño camino de unos 2 km que va bordeando un riachuelo al nor-este de la ciudad. Una zona muy tranquila que realmente incita a pasear y meditar.
Debe su nombre al profesor de filosofía Nishida Kitaro, quien solía meditar paseando por allí de camino a la universidad.
EXIF: 27mm | F/8 | 1/200″ | ISO 100
Nosotros comenzamos a andar desde la parte más al sur, siguiéndola en dirección al templo Ginkaku-ji. Y sí que es cierto que tiene su encanto. Es un paseo muy agradable ya que por el camino vas viendo cerezos en flor (en nuestro caso que fuimos en plena época). Como es lógico, también hay mucho turista, aunque después de venir de Arashiyama era como estar prácticamente solos… 😀
Antes de llegar al templo paramos en uno de los restaurantes a comer. Era bastante temprano (sobre las 12h) pero teníamos hambre y el sitio no pintaba mal. Eso sí, no tenían ni carta en inglés y sólo podías elegir entre arroz o noodles…
Foto de móvil (iPhone 6)
Ginkaku-ji temple
El templo Ginkaku-ji o Pabellón de Plata (GPS 35,1.62N, 135,47.89E) fue construido en el año 1474, y guarda relación con el templo Kinkaku-ji o Pabellón Dorado. Pertenecían a la misma familia de shoguns, el dorado pertenecía a Ashikaga Yoshimitsu y el plateado a su nieto.
El Kinkaku-ji pertenecía al shogun Ashikaga Yoshimitsu, y fue su hijo quien encargó que se cubriese con láminas de pan de oro. De ahí que se ganase el nombre del Pabellón Dorado. Imitando ese estilo, su nieto quiso construir el Ginkaku-ji cubriéndolo con láminas de plata. Finalmente no lo consiguió y se quedó sin el aspecto tan llamativo que podría haber tenido.
Es cierto que el edificio llama menos la atención, pero tras leer varias opiniones decidimos visitar el plateado. Recuerda que no nos daba para ver todos los templos de Kyoto, ¡hay un huevo!
Por lo que realmente vale la pena es para visitar los jardines (entrada 500 ¥). Estás rodeado de naturaleza y te olvidas por un momento de que te encuentras en una gran ciudad…
EXIF: 30mm | F/8 | 1/250″ | ISO 100
EXIF: 30mm | F/8 | 1/200″ | ISO 100
El día era feucho y las fotos no lucían nada, así que nos centramos más en disfrutar del momento y buscar algún encuadre más original.
La visita interior al templo es bastante complicada, tiene un horario concreto de visita y además está limitado a 20 personas en cada visita. En nuestro caso todavía faltaba una hora para la siguiente visita, así que ni lo intentamos.
Maruyama park
Acabada la visita salimos del templo y cogimos un bus de vuelta al centro, parando en el parque Maruyama (GPS 35,0.23N, 135,46.86E).
Sinceramente, no es que haya nada remarcable que ver. Es el simple gusto de dar un agradable paseo entre pequeños santuarios, cerezos en flor, cuervos enormes y música en directo.
EXIF: 70mm | F/8 | 1/160″ | ISO 100
EXIF: 200mm | F/5 | 1/640″ | ISO 100
EXIF: 200mm | F/2.8 | 1/1000″ | ISO 100
Sanjusanjen-do temple
Acto seguido cogimos el bus (había que amortizarlo) hasta el templo Sanjusanjen-do (GPS 34,59.27N, 135,46.49E).
Construido en el año 1164, y reconstruido el 1266 tras sufrir un incendio, este templo no es de los más conocidos. Sin embargo, me pareció buena idea incluirlo en nuestras visitas porque es bastante distinto a los demás.
La deidad que se venera en este templo es la Kannon de los mil brazos, pero lo realmente curioso son las 1000 estatuas doradas que la rodean (500 a cada lado repartidas en 10 filas y 50 columnas). De todas esas, sólo 124 son originales, el resto se construyeron en el s. XIII tras el incendio.
Foto de móvil (iPhone 6S plus)
La entrada cuesta 600 ¥. Si bien poco más hay que ver que el propio habitáculo, para mí resultó ser bastante curioso. La estampa es impresionante y difícil de describir. Imagínate andando por un salón enorme con todas estas estatuas colocadas una detrás de otra. Parece que vayan a cobrar vida en cualquier momento…
Hay estatuas doradas con 3 tipos de posición, y algunas están bastante mal conservadas. Por lo que cobran de entrada ya podrían pegarle una manita…
Aviso a fotógrafos: prohibido hacer fotos. Es más, hay carteles indicando que te pueden revisar la tarjeta de memoria al salir. Una verdadera pena porque podrían salir fotos muy chulas. Obediente que soy, puse la tapa en el objetivo de la cámara y se acabó. Pero mi mujer no pudo evitar que le saliese la vena española y le hizo un robado a las estatuas 😉
Los exteriores, como decía, flojitos… La primera foto es del pabellón principal, la segunda de un mini santuario que había en el exterior.
EXIF: 46mm | F/8 | 1/40″ | ISO 100
EXIF: 24mm | F/8 | 1/40″ | ISO 100
Kiyomizudera temple
Nuestra idea ahora era volver a la zona de Gion porque sobre las 16:30h teníamos entendido que había posibilidad de ver pasar geishas. Sin embargo, allí estuvimos esperando un rato sin suerte.
Teniendo ya la foto hecha de Yasaka al atardecer, y dado que el día de hoy era muy feo, decidimos irnos hasta el templo Kiyomizudera (GPS 34,59.69N, 135,47.10E). Para ello volvimos a pasar por las calles Ninenzaka y Sannenzaka, de nuevo plagadas de turistas y lugareñas vestidas de geishas.
EXIF: 50mm | F/8 | 1/60″ | ISO 200
EXIF: 50mm | F/7.1 | 1/60″ | ISO 400
Al final de la empinada calle llegamos al templo. Patrimonio de la Humanidad desde 1994, su nombre significa Templo del Agua Pura, y más que un templo es un conjunto de templos.
Al llegar tuvimos otra decepción al ver que estaba completamente tapado por obras. Desde luego Japón no nos lo estaba poniendo fácil… Aparte no faltaba mucho para que cerrasen, así que nos quedamos por los alrededores disfrutando de las vistas que habían hacia la ciudad ya que se encuentra bastante alto.
EXIF: 50mm | F/7.1 | 1/80″ | ISO 200
EXIF: 32mm | F/6.3 | 1/320″ | ISO 400
Desde aquí deben verse atardeceres muy bonitos, pero ese día nada de nada. Eso sí, el postureo no falta…
EXIF: 70mm | F/2.8 | 1/160″ | ISO 200
Geishas en el barrio de Gion
Un poco desanimados por las decepciones que habíamos tenido este día, pasamos por al lado de Yasaka dori y fuimos de nuevo al barrio de geishas a probar suerte (GPS 35,0.16N, 135,46.49E). Eran las 17:30h y como por arte de magia comenzaron a aparecer a cuentagotas 😀 Unas en grupo, la mayoría solas.
EXIF: 70mm | F/4 | 1/50″ | ISO 400
Algunas se paraban a entablar una breve conversación con las dueñas de los locales. Quién sabe, quizá comenzasen de aprendices en esa casa de té.
EXIF: 70mm | F/2.8 | 1/200″ | ISO 640
En estas fotos todavía se ve despejado de gente, porque fue cuando comenzaron a aparecer y nadie se lo esperaba. Poco después la situación daba bastante más pena. La mayoría andaban con el paso acelerado y firme, con las miradas fijas hacia delante con el semblante serio. Eran como robots tratando de evitar que los fotógrafos les acribillásemos con nuestras cámaras cual mono de feria. Obviamente son un reclamo para los turistas, pero una cosa es hacerles alguna foto y otra ir corriendo en manada a ponerse a un metro de ellas entorpeciéndoles el paso.
No hay que olvidar que se dirigen a su trabajo. Creo que no hace falta que te diga lo estresados que vamos la mayoría a trabajar, y más si llegamos tarde…
EXIF: 66mm | F/2.8 | 1/320″ | ISO 640
A su vez, esto también producía situaciones muy graciosas. Cuando la gente veía una geisha tenían la mirada tan concentrada en ella que a veces les pasaba otra por su lado y ni se enteraban. Mira esta foto:
EXIF: 70mm | F/4 | 1/60″ | ISO 400
Date cuenta: todos con sus cámaras y móviles mirando hacia otro lado. Ni siquiera las chicas a la derecha se dieron cuenta. Una porque estaba hablando con el señor, la otra porque estaba esperando a que saliesen las que estaban dentro del taxi. Y mientras, una geisha a escasos centímetros de todos ellos, con cara de feliz al librarse de ser el centro de atención. Menos para mí 🙂
En realidad yo partía con ventaja, ya que contaba con los dos ojos extra de mi mujer que me iba avisando si venía alguna en otra dirección.
Como ya has podido leer, algunas llegaban en taxi para evitar el tumulto. Aunque quien lo tenía realmente complicado era el taxista, pero bueno…
EXIF: 70mm | F/4 | 1/50″ | ISO 400
Algunos asocian la palabra geisha con prostitución (yo también, antes de informarme sobre el viaje). Esto es debido a que antiguamente había prostitutas que imitaban a las geishas para resultar más exóticas y atraer más clientes. También había cortesanas de “alto standing” que vestían de forma similar. Y lo peor de todo: hubo una época en la que se subastaba la virginidad de las maiko (aprendices de geisha), aunque esta práctica quedó totalmente prohibida en 1959.
Todos estos hechos ayudaron a deformar la visión que tenemos de las geishas en el mundo occidental. La realidad es que son mujeres expertas en el arte de servir y entretener. Suelen trabajar en casas de té, sirviendo a los clientes con formas muy refinadas. Otras tocan música y bailan danzas tradicionales.
Sabiendo todo esto, nos resultó chocante la cantidad de Love Hotels que había en las inmediaciones… Imagino que no guardan relación con las geishas. Símplemente habrán montado este negocio allí para aprovechar la confusión que tienen los extranjeros sobre las geishas.
Habiendo visto unas cuantas decidimos dejar de formar parte del circo y nos fuimos a buscar cena, que con lo pronto que habíamos comido ya teníamos hambre.
De nuevo al barrio de Pontocho
Tanto nos gustó el día anterior el barrio de Pontocho que decidimos repetir. Tienen restaurantes muy variados, así que es el mejor lugar para buscar cena.
Cruzando el río Kamo vimos varias águilas sobrevolándonos a una distancia relativamente cercana para esta especie.
EXIF: 200mm | F/5.6 | 1/320″ | ISO 1.600
Ahora sí, en plena hora azul ya paseábamos por las animadas y tradicionales calles del barrio de Pontocho. Los farolillos y las edificaciones de madera daban un ambiente único.
EXIF: 70mm | F/2.8 | 1/160″ | ISO 100
Y por fin nuestra merecida cena después de otro intenso día 🙂
EXIF: 42mm | F/5.6 | 1/15″ | ISO 3.200
Preparándonos para el día siguiente
Al acabar nuestra cena nos dirigimos a la estación central de Kyoto para sacar los billetes de JR para los siguientes días: Kyoto – Hiroshima, Hiroshima – Osaka.
Billetes en mano nos fuimos a coger el bus hacia el hotel. Desde la parada del bus (GPS 34,59.22N, 135,45.45E) se veía iluminada la Kyoto Tower. No todo es clásico en Kyoto…
EXIF: 55mm | F/4 | 1/250″ | ISO 3.200
Una cosa graciosa con respecto a los buses. Como es normal, dentro del bus van anunciando las paradas. Lo que nos chocó fue que en algunas de ellas dicen algo así como “Aysicago”. No tengo ni idea de qué significa, pero nos moríamos de la risa cada vez que lo oíamos 😆
Con dolor de estómago de tanto reír llegamos al hotel. Faltaba la última gestión del día antes de irnos a dormir: íbamos a encargar el servicio de traslado de maletas. ¿En qué consiste? Muy simple: les dices cuál va a ser tu próximo hotel y ellos se encargan de hacerte llegar la maleta en 24 horas para que no tengas que hacer el viaje cargado.
Es un servicio que funciona realmente bien, pese a que pueda dar un poco de rollo dejar las maletas dando vueltas por ahí. Depende de la ruta que tenga que hacer el precio oscila entre 1.000 y 3.000 ¥, y por la comodidad que puede suponer bien vale lo que cuesta… Nosotros no es algo que usemos en circunstancias normales, pero en esta ocasión era necesario.
Como ya te he adelantado, al día siguiente nos dirigíamos a Hiroshima. Pero no íbamos a alojarnos allí, sino que veríamos lo más imprescindible de la ciudad para luego hacer noche en Miyajima. Haber hecho turismo todo el día cargado con un maletón habría sido imposible. Pusimos lo mínimo necesario en una mochila y mandamos la maleta grande dirección a Osaka, donde llegaríamos en un par de días.
Me arrepentí de no haber usado este servicio antes, enviando la maleta de Tokyo a Kyoto. Nos habríamos evitado viajar con ella a Matsumoto y a Nakatsugawa. En su momento vimos excesivo llevar ropa para 3 días en la mochila de mano, pero hoy por hoy lo hubiese preferido.
Conclusión sobre Kyoto
Kyoto era una de las ciudades que más ganas tenía de visitar, y puedo decir que no me defraudó. A pesar de los líos con el bus y de los días feuchos que nos salieron, de las 3 grandes ciudades que visitamos en nuestro viaje (Tokyo, Kyoto y Osaka) fue la que más nos gustó. Ya sabes que no somos fans de las grandes urbes, y en este sentido Kyoto es mucho más comedida.
Ya hemos ido desgranando las zonas de Kyoto que visitamos. Sin embargo, y a modo resumen, estas son las que pienso que son imprescindibles a nivel fotográfico:
- Pagoda Yasaka, al atardecer.
- Bosque de bambús de Arashiyama, al amanecer.
- Santuario Fushimi Inari-Taisha, al amanecer.
- Zona de geishas en el barrio de Gion, sobre las 17:30h.
Como ves, al menos necesitas dos amaneceres y dos atardeceres. Para ir desahogados y disfrutar completamente de la experiencia, mi recomendación es pasar al menos 3 días en Kyoto.
Nos vemos en el siguiente artículo, donde como ya sabes pasaremos brevemente por Hiroshima y haremos noche en un ryokan en la isla de Miyajima. Allí fotografiaremos otro de los lugares emblemáticos de Japón: ¡el torii del santuario Itsukushima!
Índice
- Preparando una ruta de 2 semanas
- Tokyo: Shinjuku, Meiji y Shibuya
- Tokyo: del Palacio Imperial a la Torre Mori
- Tokyo: Bunkyo, Yanaka, Ueno y Senso-ji
- Tokyo: Chureito Pagoda y Rainbow Bridge
- Tokyo: Nikko, Rainbow Bridge y Tokyo Station
- Matsumoto
- La ruta Nakasendo: de Magome a Tsumago
- Kyoto: Fushimi Inari-taisha y Yasaka dori
- Kyoto (Arashiyama, templos y geishas)
- Hiroshima y Miyajima
- Osaka (excursión a Nara + Umeda Sky building)
- Osaka (barrios comerciales y el castillo)
Galería de fotos en Flickr: Japón
Extra: Estadísticas fotográficas del viaje a Japón
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