Después de nuestra breve estancia en Lombok tocaba poner rumbo a Java, otra de las islas conocidas de Indonesia.
Parada en Kuta
Para llegar a Java tuvimos que coger el ferry de vuelta a Bali y luego un minibus hasta Kuta. Hicimos noche allí. El hotel en el que nos alojamos fue el Harris Sunset Road, muy sencillo, moderno y limpio, con buffet de desayuno y bebida de bienvenida incluido en el precio. Sólo tenía una pega (y grande): ¡era casi imposible cruzar la carretera andando!
Después de la paliza de viaje que llevábamos, nos duchamos e intentamos ir a ver la ciudad, pero cruzar la avenidafue una odisea. Ya hemos comentado lo mal que está el tráfico allí, así que imagínate cruzar una carretera de 3-4 carriles por sentido con sólo una pequeña mediana con árboles que los separaba. Por supuesto, ni un paso de cebra ni un semáforo a lo largo de esta avenida, que puede tener una longitud de unos 5km…
Al final conseguimos cruzar, y llegamos justo para ver la puesta de sol en la famosa y extensa playa de surferos. La estampa fue preciosa, pero me pilló sin la cámara… De todos modos no me terminó de gustar la ciudad, era súper turística, parecía que estuviésemos en el Benidorm indonesio. Llegaba a agobiar.
Cenamos y volvimos al hotel prontito porque al día siguiente nos esperaba otro pesado día de viaje. Teníamos que cruzar Bali hasta el puerto de Gilimanuk, en la puntita Este. Suponían unas 4h en coche para hacer 130km. Una locura, ¿verdad?
Buscamos como siempre información sobre transporte público y también sobre chóferes privados. Dados los comentarios que leímos, con la poca fiabilidad de horarios y de precios del transporte público decidimos que por poco más contrataríamos un chófer. Ganaríamos en tiempo y en sustos por posible pérdida de conexión con el ferry, etc.
Próxima parada: Banyuwangi
El viaje hasta nuestro próximo hotel fue pesado pero sin nada que reseñar. Cruzamos de Bali a Java con el ferry público, y una vez pisamos Java nos abordaron los taxistas con sus bemo (transporte típico estilo motocarro o furgonetilla pequeña). Uno de ellos nos llevó hasta la puerta de nuestro hotel, Santika Banyuwangi.
Este hotel era realmente grande comparado con la ciudad en la que se ubica. Tiene una amplia recepción y hall de entrada. Nos hubiese gustado disfrutar un poco más de las instalaciones pero no pudo ser. Nuestra próxima excursión arrancaba a medianoche para ver el famoso “blue fire” del volcán Ijen, así que teníamos que intentar dormir por la tarde…
Para las visitas que teníamos planificadas hacer en Java, los otros guías nos habían dado el contacto de uno de sus colegas de habla hispana en Yogyakarta. Nos pusimos en contacto con él (todo esto desde España) pero nos pareció caro hasta el punto de plantearnos hacerlo todo por nuestra cuenta con transportes públicos. Intentamos negociar un poco con él pero estaba totalmente cerrado en banda, y además las opiniones que habían por internet sobre él eran un poco dispares. Algunos contentos pero otros decían que era un poco maleducado.
Googleando como siempre dimos con Novan Flexible, el cual vimos recomendado en varios sitios y no leímos ni una opinión mala. Ahora os puedo decir que lo recomiendo sin lugar a dudas, porque las excursiones de los volcanes y las conexiones hasta Yogyakarta suponían la parte más peliaguda del viaje y salió a pedir de boca. Es de total confianza, de hecho hicimos amistad y aún hoy mantenemos contacto con él.
El precio tampoco era barato comparado con transporte público, pero estamos hablando de un servicio totalmente fiable, directo y sin esperas. Incluía todas las entradas necesarias y dos chóferes para que se fueran turnando ya que las excursiones eran a horas raras. Encima en un coche privado, con aire acondicionado y bebida. Nos esperaban dos días de madrugones y caminatas de montaña súper pesados, así que imagínate pegarte después un largo viaje en minibus hasta Yogya…
Volviendo a Banyuwangi, salimos a inspeccionar la ciudad pero no tardamos en volver al hotel. Era bastante feucha, sin nada interesante que ver. Además hacía un calor de muerte y apenas nos apañábamos a hablar con la gente porque no entendían casi el inglés.
Comimos en el hotel y solicitamos en recepción el desayuno del día siguiente, para que nos lo tuviesen preparado para llevar a medianoche.
A continuación nos fuimos a nuestra habitación, a ver si conseguíamos dormir… No recuerdo la hora exacta pero podrían ser perfectamente las 15h o así.
Al principio bien, no tardé en dormirme por el cansancio, pero acabó siendo como una siesta larga. A las 2-3 horas estaba totalmente despierto mientras Aleyda seguía con sus dulces sueños.
En este punto fue cuando descubrí gracias a un e-mail de Mario Rubio el famoso mundo de los podcast. Se me ocurrió bajarme uno para probar y acabé escuchando como 5 o 6 antes de intentar dormir de nuevo. Desde entonces soy un consumidor compulsivo de podcast hasta el punto de no escuchar ya la radio en el coche.
Conste que ya no pude dormir. Dí muchísimas vueltas pero al final desistí, sólo deseaba que llegase la hora de levantarse.
Acerca del Kawah Ijen
No voy a entrar a darte muchos detalles y números, pero considero oportuno contarte un poco de información sobre el volcán Kawah Ijen, para que veas por qué es tan peculiar.
Por si no lo sabías, Indonesia es el punto donde se concentra la mayor actividad sísmica y volcánica de la Tierra. Por ello le llaman el “Cinturón de Fuego del Pacífico”. Ijen es uno de estos volcanes. Situado en el Este de Java (GPS 8,3.37S, 114,14.32E) y con una altitud de 2.386 metros. Su última erupción importante fue en 1.936, sin embargo las repentinas explosiones de azufre se han cobrado la vida de 74 mineros en los últimos 40 años…
Desde la cima se puede descender al cráter recorriendo unos 200 metros bastante escabrosos. El cráter mide 1km de diámetro, dentro del cual se ha formado un lago de color azul turquesa con aguas calientes (unos 40ºC). ¿Te apetece un bañito de aguas termales? ¡Ni de coña! Su agua es muy ácida al estar en contacto con el azufre. Es más, no hay un lago tan ácido con esas dimensiones en todo el mundo.
A pesar de que los datos son llamativos, te preguntarás si eso es todo lo que nos ofrece Ijen. Para nada. Ahora te voy a contar su mayor peculiaridad y el motivo de que sea una atracción para turistas aventureros.
Un río de magma muy viscoso corre bajo su corteza, saliendo por sus grietas y solidificándose en cuestión de segundos. Como todos los volcanes, ¿no? El tema está en que por la alta concentración de azufre, cuando el magma entra en contacto con el oxígeno exterior se crea una reacción química por la cual prende fuego adquiriendo un color azul eléctrico muy impresionante. Así pues, si la visita se hace de noche es posible ver a ojo desnudo ríos azules recorriendo el volcán.
Pero no todo acaba ahí. También por las grietas sale el azufre en forma de gas. Como habrás adivinado, al entrar en contacto con el oxígeno… aparecen unas preciosas llamaradas azules que pueden alcanzar los 5 metros de longitud, y arden a la friolera temperatura de 500-600ºC. En cuanto desciende la temperatura el gas se licua y se crean ríos azules de azufre. Más tarde se solidifican y adquieren un tono amarillento.
Pensarás que hay que estar loco para visitar un lugar propio del infierno. Aunque el riesgo del factor sorpresa existe, las zonas por donde sale el azufre despedido las tienen localizadas y evidentemente no pasas por ellas sino que las ves guardando distancias.
Lo que sí es de locos es trabajar allí todos los días como hacen los mineros. De madrugada empiezan a extraer bloques de azufre hasta que llenan dos cestas de bambú. Luego se las cargan a los hombros para salir del cráter y volver hasta la falda. Lo que no sabrás es que el peso que llevan ronda los 70-100kg. ¡Unas personitas que pesarán poco más de 50kg! Son auténticos superhombres…
Como es lógico, esto les acaba pasando factura. Muchos se ven obligados a retirarse por problemas en articulaciones o en la piel y los ojos. La alta toxicidad del ambiente hasta les deforma los dientes, y hace que su esperanza de vida no vaya mucho más allá de los 40 años.
¿Y aún así trabajan de eso? Pues sí… sigue siendo el trabajo mejor pagado de la zona. Los propios trabajadores se niegan a que se industrialice/mecanice el trabajo porque implicaría reducir la cantidad de empleados necesarios. Tu vida en riesgo por un mísero sueldo de unos 4$ por viaje que hacen cargados… Como máximo les da tiempo a hacer 2 viajes al día. Algunos hasta se quedan a dormir en una especie de habitáculo que se han hecho a orillas del cráter. Todo un ejemplo de explotación laboral.
¿Y qué se hace con tanto azufre? Pues tiene múltiples usos, sin ir más lejos blanquear el azúcar o fabricar cosméticos. Para que veas la porquería que nos rodea en el día a día.
Empezando la excursión
Habíamos quedado a medianoche con Novan. Menos mal que bajamos con tiempo para recoger el desayuno, porque conforme nos lo dieron llegaron los conductores. Novan no pudo venir porque estaba enfermo, y nos envió a sus colegas Chandra y Dafi.
No sabría decir si era por la emoción del día que nos esperaba o por las curvas de montaña que pillamos por el camino. Lo cierto es que me mantuve despierto toda la hora que dura el trayecto a pesar de haber dormido muy poco.
A medida que nos acercábamos, el olor a azufre iba aumentando. Era nauseabundo, y eso que aún estábamos lejos…
Cuando llegamos al parking de la base del volcán era la 1 de la madrugada y ya habían bastantes coches. Por un momento tuve miedo de no llegar a tiempo para ver la lava azul. En la caseta de la entrada nos asignaron un guía y comenzamos la ascensión. Sinceramente, si no estás medianamente en forma me plantearía si subir. Son las cuestas más empinadas que he subido en la vida…
Como curiosidad, por el camino nos cruzamos con unos japoneses que iban con cámara de vídeo, micrófono y una antorcha led. No les prestamos mucha atención, pero más adelante vinieron corriendo detrás nuestro y nos quisieron entrevistar. Sí, nuestro careto se habrá visto en algún lugar de Japón… Fueron las preguntas típicas de por qué estabas allí, que si ibas a ver el fuego azul. Vamos, preguntas muy obvias. Me hizo gracia que las preguntas las hacía siempre la entrevistadora en japonés y se quedaba esperando nuestra respuesta, pero claro, hasta que su compañero no nos lo traducía en inglés no podíamos contestar. Ya te puedes imaginar la situación, una risa.
A pesar de haber empezado más tarde que mucha gente y entretenernos con la entrevista, llegamos arriba los primeros. ¡Si señor! España 1, Resto del Mundo 0. 😆
Antes de llegar a la cima se hizo una parada intermedia para reagrupar a la gente. Todo estaba completamente oscuro, sólo veíamos lo que iluminaban nuestros frontales. Pudimos disfrutar de la compañía de las estrellas mientras bebimos un poco de agua para reponer fuerzas.
Reanudamos la marcha, y un rato después llegamos a la cima. Todavía no apreciábamos nada, pero empezábamos a ver alguna llamarada azul a lo lejos.
El famoso “blue fire” o fuego azul
El guía nos dió las máscaras para protegernos de los gases de azufre (al estilo alerta biológica) y continuamos la excursión con el descenso al cráter. Hasta ahora el camino había sido pesado pero era fácil andarlo por ser de tierra y más o menos plano. Sin embargo el descenso fue más complicado. Se puede hacer sin problemas siempre yendo despacio, pero es un terreno muy empinado, rocoso, estrecho y con el hándicap de que las rocas resbalaban por el rocío.
Como éramos los primeros en bajar, pudimos pararnos tranquilamente a hacer alguna que otra foto. El guía nos llevó a una zona donde vimos nuestra primera llamarada más cercana, a unos 10 metros de nosotros.
Verlo en persona era impresionante. Sin embargo capturarlo en una foto fue complicado porque la llama era muy intensa pero el resto estaba completamente a oscuras. El flash estaba prohibido, así que sólo nos quedaban los cabezales para iluminar. Tuve que hacer dos exposiciones, una para la llama y el cielo, y otra para el suelo. Por supuesto, con trípode. Este es el resultado:
EXIF: 26 mm | F/5.6 | 1/3″ | ISO 3.200 + luz de linterna frontal
Por los EXIF te puedes hacer una idea de lo oscuro que estaba todo.
Mineros y la extracción de azufre
Seguimos descendiendo por las paredes del volcán hasta encontrarnos con el primer minero. Estaba en una hendidura en la cual por una grieta salía azufre líquido y se iba solidificando por la pared adquiriendo ese color amarillo tan característico y llamativo.
EXIF: 38mm | F/3.5 | 1/30″ | ISO 3.200 (con linterna frontal led)
Herramienta en mano el minero golpeaba la roca e iba sacando fragmentos de azufre que guardaba en cestas. Vino hacia nosotros y nos enseñó uno que llevaba en la mano (para nuestra sorpresa sin guantes ni nada). Por la forma no pude evitar acordarme de la famosa kryptonita.
EXIF: 52mm | F/3.5 | 1/80″ | ISO 3.200 (con linterna frontal led)
La zona de trabajo y el lago ácido
Seguimos deambulando ya sobre terreno más plano, viendo otros trabajadores en plena faena. A pesar de la toxicidad, algunos no llevaban ni máscara…
Seguíamos sin ver nada de nada, sólo nos quedaba esperar a que amaneciera. Después de la paliza que nos habíamos pegado, dicho así suena bien. El problema era que por la altura a la que estábamos hacía un frío de narices, y aún faltaba más de una hora para que amaneciera. Yo llevaba una camiseta corta, encima una camiseta térmica de manga larga y encima un forro polar, y aún así tenía frío.
Llevar la máscara puesta tampoco ayudaba a hacer la espera más cómoda. Empezaban a dolerme la nariz y los pómulos que era donde se apoyaba. Podía entender por qué trabajaban sin ella, aunque a mí ni se me ocurriría hacerlo. No es que pase nada grave por quitártela un momento, de hecho tuve que hacerlo unos segundos. ¡Y que mal olía ahí fuera! En teoría es a partir de los 15-20 minutos cuando empieza a ser peligroso, sintiendo mareo y náuseas.
Con la luz de los frontales pude hacerme una idea aproximada de lo que había a mi alrededor, y empecé a preparar el trípode para cuando amaneciera. De momento era inútil hacer fotos porque entre la niebla y el humo no se veía casi nada.
Cerca nuestra se habían colocado un par de fotógrafos. Por el equipo que llevaban parecían profesionales (iban más cargados que yo, que ya es decir). Al parecer uno de ellos era un fotógrafo con cierto renombre, imagino que trabajaría para una revista o algo. No sé si tendría su puesto de trabajo en juego o qué, lo cierto es que trataba bastante mal a su guía y a todo el que entorpeciera su camino. Iban de sobrados creyéndose más que nadie. Me parecieron unos payasos de cuidado.
Es curioso ver cómo ante una misma situación dos personas viven de forma tan distinta el momento. A nosotros ver a la gente trabajando en estas condiciones tan extremas por ganar cuatro duros con los riesgos que implicaba nos hizo replantearnos muchas cosas y apreciar las cosas simples de la vida. Comodidades como trabajar sentadito en una oficina. Fue una verdadera cura de humildad. Sin embargo estos dos estaban allí con indiferencia, tratando a la gente como si fuesen sus siervos o algo. Muy triste.
Faltando pocos minutos para que amaneciera, hice una foto sin tener claro lo que saldría por el encuadre:
EXIF: 24mm | F/8 | 30″ | ISO 400
Aunque parezca una escena diurna, no se veía prácticamente nada todavía. Date cuenta que es una exposición de 30 segundos a un ISO 400 (no es muy alto pero tampoco es el base).
Lo que veis amarillo que parece un fantasma se trata de un trabajador que iba moviéndose de forma lenta con su linterna en la cabeza. A nuestras espaldas quedaba el “sendero” para salir del cráter, y podéis ver el puente por donde cruzaban para salir de la zona de trabajo. Al fondo el famoso lago ácido color turquesea.
A medida que fue amaneciendo fui moviéndome por donde se podía, siempre con cuidado, para sacar el cráter desde otros ángulos.
EXIF: 24mm | F/8 | 15″ | ISO 100
No recuerdo cuántas tomas hice para tomar la panorámica, posiblemente 4. Puedes ver cómo al ser más de día me tocó bajar 3 pasos de luz con respecto a la foto anterior (2 bajando el ISO y 1 el tiempo de exposición).
Aquí puedes ver otra foto donde se aprecia la impresionante humareda tóxica:
EXIF: 24mm | F/9 | 1″ | ISO 800
Iniciando el regreso
Aunque el Sol ya había salido, seguía sin llegar mucha luz al cráter debido a la altura del volcán. Imagino que será a mediodía cuando le dará la luz directa.
Con el cielo algo iluminado pudimos apreciar mucho mejor la zona en la que nos encontrábamos. Era un escenario con cierto encanto por ser diferente a todo lo que conocíamos, pero a la vez era realmente dantesco ver a gente trabajando allí. Si en vez de colores amarillos y turquesas fueran rojos y naranjas podríamos estar hablando del infierno.
Empezaban a aparecer los primeros mineros cargados listos para salir de allí.
EXIF: 55mm | F/5.6 | 1/30″ | ISO 3.200
Siendo que estoy acostumbrado a entrenar en un gimnasio me resultaba increíble cómo aquellos pequeños hombres escuálidos podían levantar 80-100kg sobre sus hombros. Ahora cobra para mí sentido la expresión de que el cuerpo humano no tiene límites. Y no sólo eso, sino que subían la cuesta casi más ligeros que nosotros. Algunos no llevaban botas, ni siquiera zapatillas. ¡Andaban con chanclas! Desde ese día, hasta el más fuerte del gym me parece un paquete.
EXIF: 50mm | F/4 | 1/60″ | ISO 400
Todo esto sin perder la sonrisa en la cara, gastándose bromas entre ellos por mala que fuera la situación. Sin duda ejemplar. Por su forma de ser y su pequeño tamaño los bautizamos (sin maldad alguna) como los “minions”. Es que además se reían de forma muy parecida.
No podíamos dejar de sentirnos mal ni un sólo minuto. Sólo de pensar que el equipo fotográfico que llevaba al cuello valía más que el sueldo que podían ganar en un año trabajando en el volcán… ¿Te imaginas hacer dos viajes de estos al día durante un año? 🙁
EXIF: 62mm | F/3.2 | 1/100″ | ISO 400
Vistas desde arriba
Conforme subíamos podíamos apreciar a vista de pájaro el lugar, cosa que al bajar por ser de noche no habíamos podido.
EXIF: 26mm | F/7.1 | 1/125″ | ISO 400
Visto lo visto me rondó por la cabeza la idea de que quizá había sido un error bajar de noche para ver el fuego azul de cerca. Quizá sea mejor esperar arriba para ver amanecer. A lo mejor podría haber sacado alguna foto con estrellas, y haber pillado la famosa lava azul. Nosotros al estar abajo sólo vimos las llamaradas, pero no el efecto de lava azul.
EXIF: 34mm | F/8 | 1/80″ | ISO 400
Ya en la cima y con la mascarilla quitada respiramos aliviados. Nos faltaba una pequeña subida y el resto iba de bajada hasta el parking.
EXIF: 24mm | F/8 | 1/200″ | ISO 400
De vuelta al parking nos tomamos el desayuno que nos habían preparado en el hotel y algo más que compramos en un warung que había. Luego montamos en el coche e iniciamos el trayecto hacia el Bromo. Nos quedaban más de 5 horas por delante hasta llegar a nuestro hotel…
Conclusión de la excursión
Cuando estábamos planificando el viaje tuve mis dudas sobre visitar el Ijen, por lo complicado y lo pesado que era. Tenía claro que quería ver el Bromo y no sabía si dos volcanes iba a ser muy repetitivo. La conclusión después de haber visto los dos: no tienen nada que ver, ni el volcán en sí ni la excursión.
Nos habíamos documentado sobre lo que íbamos a encontrar en el Ijen. Aún así, no dejábamos de alucinar con todo lo que habíamos visto. Había sido una excursión muy pesada, tanto por el madrugón como por el esfuerzo físico para llegar al cráter. Pero no te miento si te digo que ningún otro sitio que hayamos visitado a día de hoy nos ha dejado tan marcados como este.
Fue una experiencia enriquecedora como ninguna otra. Un ejemplo claro de explotación, pero también de superación y supervivencia. Una ayuda para reflexionar en lo que realmente importa en la vida, para darte cuenta de que muchas veces nuestra mayor preocupación es una auténtica chorrada. Lo tienen todo en su contra y sin embargo son más felices que nadie, y viven sin los problemas psicológicos que hemos creado en las sociedades modernas a base de vivir estresados sin poder apreciar lo que tenemos.
No dejábamos de pensar en lo sencillo que sería montar algo tan rudimentario como un sistema de poleas para subir el azufre desde la zona de extracción. Sin embargo, el guía nos dijo que los propios mineros se negaban a la mecanización del trabajo, para que nadie perdiera su puesto. Para ellos sigue siendo el mejor trabajo disponible y no se plantean otra alternativa. Todavía no me entra en la cabeza, pero es respetable. Lo que es triste es que el gobierno no mueva ficha para exigir a la empresa explotadora unas condiciones mínimas para los empleados.
Si te ha gustado esta excursión suscríbete y no te pierdas el próximo capítulo del viaje, donde hablaremos del volcán Bromo. Y si ya has visitado estos maravillosos volcanes no olvides dejarnos tus comentarios. Estaremos encantados de leerlos y compartir experiencias.
Keep on moving!
Índice Diario de Viaje Indonesia (21 días)
- Preparativos previos
- Tour express por los Emiratos Árabes
- Ubud: primer contacto con Bali
- Bali, la isla de los Dioses
- Gili Trawangan. ¿El paraíso?
- Lombok, naturaleza salvaje
- Kawah Ijen y el fuego azul
- Amanecer en el volcán Bromo
- Yogyakarta, centro de arte y cultura
- Templos Borobudur, Mendut y Prambanan
Galería de fotos: Emiratos Árabes | Indonesia
Vídeo resumen: Wonders of Indonesia
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