Después de haberte contado por encima la preparación del viaje a Myanmar, vamos a sumergirnos de pleno en nuestro día a día en tierras asiáticas.
Estación de buses de Yangon
Si habíamos empezado el viaje con «mal pie» (la maleta llegó a Bangkok en otro avión), continuábamos para bingo, como verás más adelante.
Nada más llegar al aeropuerto de Yangon fui directo a una casa de cambio, y antes de poder llegar a la ventanilla ya nos estaban avasallando taxistas. No me hizo gracia tenerlos cerca porque tenía que cambiar bastante dinero. Me tapé lo mejor posible y lo escondí en una riñonera finita que siempre llevo para estas cosas por debajo de la ropa.
Teníamos que llegar hasta la estación de buses a las afueras de la ciudad. Tras regatear un poco (algo obligatorio en estos países si no quieres que te timen) llegamos a un acuerdo con un taxista (10.000 kyats). Era completamente de noche y en la calle no había casi iluminación. Eso, unido a que el taxista había metido dentro del coche a otro amigo suyo y que pasábamos por calles con casas que parecían chabolas… No nos daba ninguna buena pinta. Como siempre, movil en mano y comprobando con el GPS que nos llevaban hacia donde tocaba.
Al rato el taxista nos dijo que habíamos llegado a la estación de bus (GPS 16,55.8589N, 96,9.5173E). Nos asomamos por la ventanilla y sí, veíamos muchos buses, pero ¿¿en serio eso era la estación de buses de la antigua capital del país?? Pues sí, una especie de polígono sucio y sin apenas iluminación. Cada bajo era de una compañía de buses distinta. De verdad, no dábamos crédito que la oficina y sala de espera de la compañía GI Group, una de las más importantes de Myanmar, fuese esto:


Que sí, que es un país pobre, soy consciente de ello. Pero no sé, siempre comparo con Indonesia, donde la pobreza la llevaban con dignidad. Las cosas estaban aseadas, y no me refiero a Bali que es súper turística, sino también al resto de islas que visitamos.
En fin, esperando al bus (se retrasó un montón) empezamos a charlar con un birmano. Estaba de visita porque ahora vivía en Bangkok. Decía que la situación laboral era muy mala y que si querías cobrar bien tenías que irte fuera. Poco a poco la conversación fue derivando hacia la política, siempre con tiento ya que puede ser un tema muy delicado. Aunque él no se cortó. En pocas palabras, estaba hasta las narices y decía que de democracia no había nada, que lo habían hecho para dar buena imagen de cara al exterior y atraer turismo, pero la realidad es que seguían con los mismos problemas y persecuciones políticas que había antes. Hacia el final del viaje volvimos a tratar el tema con nuestro taxista y su visión era completamente distinta. Como en todos lados, cada uno te cuenta su verdad.
Pero sigamos con el viaje. Nos dieron unas cajitas con comida: dos galletas de pollo (una mezcla rarísima porque era de carne pero dulzón), una galleta normal, una especie de tortilla hinflada, bollería con mermelada de fresa y un pastelito de chocolate. También una bebida isotónica y una botella de agua. Finalmente el bus llegó y comprobamos que lo que habíamos leído era cierto: los asientos son más cómodos de lo que parece, e incluso tienes una pantallita para ver pelis como en los aviones.
Camino a Hpa-An
Durante el viaje de 6 horas que teníamos por delante hicimos una parada para ir al servicio y comer quién quisiera. Esto eran el restaurante y los baños…


Mugre no, lo siguiente… Y un olor a cuadra… Por cierto, ¿te has fijado qué gráfico es el cartelito del baño? 😀
Seguimos el viajecito en bus durmiendo, cuando de repente notamos unos golpecitos en el brazo. Era uno de las azafatas para avisarnos que habíamos llegado a Hpa-An. Nos levantamos atontados, cogimos nuestras cosas y bajamos a la plaza de la torre del reloj de Hpa-An (GPS 16,53.3427N, 97,38.0685E). Allí había unos 5 o 6 conductores de moto, taxi y tuk tuk a la espera. Pensábamos ir andando porque el hotel quedaba no muy lejos, pero eran las 4 de la madrugada y estaba todo bastante oscuro, así que cogimos uno para llegar cuanto antes.
Fui a comprobar como siempre que el conductor no se desviaba cuando… ¿y mi móvil? Se me había salido del bolsillo del pantalón mientras dormía en el bus… Ya lo podía dar por perdido. ¿O no? Aquí he de romper una lanza a favor de la bondad de los birmanos. El caso es que cuando llegamos al Hpa-An River View motel contamos en recepción lo que había pasado. Al día siguiente en el turno de mañana consiguieron el teléfono del chófer y le llamaron. Tuve una potra de narices. Ese mismo bus hacía la ruta hasta Bangkok y luego volvía a Yangon. Así que mi móvil hizo toda la ruta y cuando pararon en Hpa-An a la vuelta me lo entregaron. Estás que pierdes el móvil en España y lo vuelves a ver…
Después de esto, qué puedo decir mal del hotel… Se portaron genial en todo momento, no sólo con lo del móvil sino con toda nuestra estancia. En cuanto a la habitación, un hotelito aseado, normalito y bastante espacioso.
¡Que empiecen las excursiones! Kaw Ka Thaung Cave
Al día siguiente desayunamos lo que nos había sobrado de la cajita del bus y café que teníamos incluido en la habitación. Bajamos a recepción y allí mismo contratamos un guía con tuk tuk para que nos llevase durante todo el día a lo que queríamos ver. Nos costó 40.000 kyats, unos 25€ al cambio. Hay posibilidad de alquilar moto para ahorrar dinero, pero no merece la pena: en algunas carreteras había una especie de «aduana» con gente armada y paraban a todo el que pasase por allí salvo que fuesen con alguien de la zona. Además yendo con guía te aseguras de ir directo a donde quieres sin perderte por ahí.
Íbamos tan descolocados del viaje del día anterior que olvidamos coger los camales de los pantalones para hacerlos largos. Y es obligatorio tener tapado al menos hasta un poco más abajo de las rodillas para entrar a templos. Tuvimos que comprar un longyi, una pieza de ropa tradicional en Myanmar que se ata a la cintura y queda a modo falda. Lo usan tanto hombres como mujeres, solo que nosotros hemos de dejar el nudo centrado (bajo el ombligo) y ellas en un lateral. Fue una compra barata (3€ creo), pero si te lo quieres evitar ya sabes: pantalones largos.
El primer sitio que visitamos fue el templo de Kaw Ka Thaung Cave (GPS 16,49.7106N, 97,42.3858E). Como habrás adivinado por su nombre, es un templo construido dentro de una cueva.


Resultaba muy curioso ver todo aquello construido dentro de una montaña. Una pena que las vistas quedaran enturbiadas por la suciedad, algo a lo que no nos acostumbramos en el viaje a pesar de ser habitual. Lo que se ve en la foto de arriba era sólo tierra, pero en muchos otros sitios encontramos excrementos de murciélago (secos y blanditos…), y había que pisarlos porque a todos los templos se entra descalzo.
Otra cosa a la que no le encontramos ningún encanto es que tienen costumbre de poner lucecitas de colores alrededor de los budas. Lo veíamos muy cutre, parecían árboles de navidad…
En las inmediaciones de la cueva hay una retahila de estatuas de monjes que van bordeando un camino. Este camino lleva a varios pequeños santuarios más. Recorriendo el sendero nos cruzamos con un par de chicas que quisieron hacerse una foto con Aleyda. Esa fue la primera de las mil veces que nos pidieron fotos, especialmente a ella (ya sabéis quién es el más guapo, jeje).

Saddan Cave
Seguimos nuestras visitas hasta uno de los templos/cuevas más turísticos de esta región: la Saddan Cave (GPS 16,49.7106N, 97,42.3858E). Una vez más nos encontrábamos ante un templo que había sido construído dentro de una cueva.

La entrada costaba 1.000 kyats, y sí merece la pena, no tanto por sus altares y figuras sino por las formaciones rocosas. La visita continuaba montaña adentro (aquí sí puedes usar zapatillas) por unas grutas hasta cruzarla por completo.

Una vez fuera puedes volver andando por donde has venido o bien subirte a unas barquitas (500 kyats/persona) que cruzan la montaña por una cueva y te llevan de nuevo al otro lado. Nosotros optamos por la experiencia de la barquita.


Cuando acabamos la excursión paramos a comer en un restaurante que había en mitad de una larga carretera. Era de comida tailandesa súper buena y bien de precio (con propina nos gastamos 8.000 kyats los dos). Se llama Chit Ngwe Hlwar Thai Food (GPS 16,48.9205N, 97,42.7797E).
Después fuimos a inspeccionar el terreno del templo Kyaut Ka Latt. Esa era una de las fotos que llevaba en mente hacer, pero no ese día, así que te hablaré de él más adelante.
Kaw Gon Cave
Una vez más poníamos rumbo a otra cueva-templo, esta vez cruzando el río Salween: la Kaw Gon Cave (GPS 16,49.3776N, 97,35.151E). La entrada costó 3000 kyats por persona, y como templo ni fu ni fa. Lo realmente impresionante es subir a una estupa que hay en lo alto de la montaña. No recuerdo cuánto rato nos costó ni cuántos escalones subimos, sé que fuimos deprisa y llegamos muy cansados… Pero las vistas espectaculares, de veras.

Si pensabas que en estos sitios recónditos del mundo en un mes de abril estás solo… «¡Anda! ¿Tú eres español, no?«. En el primer templo ya nos habíamos encontrado con 3 chicas, y ahora con otro chico. Pues sí, siempre hay alguien de tu tierra, y en Hpa-An no iba a ser menos. He de decir que esta región de Myanmar es muchísimo menos turística que las que veríamos después, de ahí nuestra sorpresa. Es más, en el centro de la ciudad de Hpa-An nos miraban rarísimo, como si fuéramos de otro planeta. Allí sí que sólo había lugareños por la calle.
Bat Cave
Cuando se acercaba el atardecer pusimos rumbo a la Bat Cave o cueva de los murciélagos (GPS 16,50.913N, 97,36.6666E). La peculiaridad de este sitio es que en cuanto cae el sol un montón de murciélagos salen de una cueva como una nube negra que tapa el cielo.

Como puedes ver, no tuvimos suerte. Esta foto es una combinación de 15 tomas para que hubiesen más murcielaguitos en el cielo… Es más, los colores del cielo también los he puesto yo. En realidad era de un tono gris-azulado.
Con esto pusimos fin a las excursiones. Tenía que ir al centro de la ciudad a recuperar mi móvil y a comprar una SIM local. Parecía fácil pero fue una odisea porque los de las tiendas apenas hablaban inglés y no conseguíamos entendernos… 4 vendedores distintos nos atendieron hasta que pude comprarla.
El centro de Hpa-An
Esa mañana fue más tranquila. Con todos los templos vistos sólo quedaba ver la ciudad y fotografiar al atardecer la Kyaut Ka Latt.
Después de tomar el desayuno en la terraza del hotel nos fuimos al centro. El punto neurálgico es la Clock Tower, donde nos dejó el bus cuando llegamos y donde se encuentran la mayoría de tiendas.

Aparte de eso callejeamos y vimos algún templo, pero no nos gustó nada como ciudad. Si a eso le añades un calor asfixiante… hubiésemos agradecido un hotel con piscina, la verdad.
Para comer descubrimos un restaurante cercano al hotel que nos encantó. Mira si fue así que para cenar volvimos. Unos 8.000 kyats con postre y todo. La comida riquísima y la atención también. Estaba gestionado por la familia al completo, de hecho fue gracioso porque la primera vez que fuimos estaban en corrillo viendo una telenovela y por la noche seguían allí enganchados. ¿No me crees? ¡Mira!
Kyaut Ka Latt pagoda
Tras una buena siesta tocaba ponerse en marcha al monasterio budista por el que había apostado para fotografiar el atardecer: Kyaut Ka Latt (GPS 16,49.1028N, 97,38.4402E). Su nombre se pronuncia casi como chocolate en inglés (kiokolat).
Desde que ví una foto supe que tenía que ir a fotografiarlo por su peculiaridad y porque, sinceramente, no sé cuánto tiempo durará algo así. Para que entiendas, es un lago completamente circular en cuyo centro hay una islita con una pedazo roca alargada, y en todo lo alto construyeron una pagoda.

Se puede dar un rodeo bordeando el lago y también se puede cruzar a la islita a través de un puente de madera. Naturalmente, también podemos subir hasta arriba. Allí nos dieron la bienvenida unos simpáticos monjes.

Así como en otros países los monjes se cuidan mucho de fotografiarse con mujeres, en Myanmar todo vale 😀 Eran ellos mismos los que nos pedían las fotos:

El día era tan feo como el anterior, y para esta foto he tenido que añadir color en el procesado. Digamos que esto es «lo que podría haber sido»:

A medida que se acercaba el atardecer aparecían algunas nubecillas que daban esperanzas para dejar un cielo colorido y el sol tipo Rey León que te comentaba en el artículo inicial.

Cuando ya había dado la fiesta por finalizada me tocó volverlo a montar todo corriendo porque el cielo empezó a incendiarse. De ahí que disparase a F/22 sin filtros ni nada.

Definitivamente, sólo por este templo ya mereció la pena viajar hasta Hpa-An. Aquí había mucho juego para hacer fotos. Mi idea hubiese sido volver de noche para hacer algo con estrellas porque apenas hay contaminación lumínica. Pero con un cielo tan nublado… lo descarté.
De camino hacia el parking está el templo Chan Thar Gyi Buddha, al que también pude sacarle una fotillo antes de dar por finalizado el día.

Puente de Hpa-An
Al día siguiente me puse en pie a las 5 de la mañana para sacar fotos al puente que cruza el lago Kan Thar Yar dentro de la ciudad misma (GPS 16,52.9914N, 97,37.8252E). Pillaba muy cerca del hotel (apenas 5 minutos andando).
La tranquilidad de la zona a esas horas era muy gratificante, al igual que lo era una temperatura más baja. Había unos pocos pescadores en el puente, y alguna que otra persona paseando. Per ahí estaba yo, completamente solo, sacando fotos. Momento zen. No podía faltar el cielo guarruzo que al menos me servía para dar profundidad a la toma con esas montañas que se intuían en el horizonte.

Tuve que esperar a que el sol tomase altura para que cogiese color. También me moví a un lateral buscando sacar esa esfera naranja a la que ya me estaba acostumbrando. Jugando con un balance de blancos cálido tiene su encanto:

Con esto dí por concluida la sesión y me fui a por el rico desayuno. Luego nos esperaban otras muchas horas de bus de vuelta a Yangon…
Conclusión sobre Hpa-An
Buscábamos un destino menos turístico y lo encontramos. Incluso dentro de Myanmar, Hpa-An no es un destino muy frecuente entre los turistas comparado con otros como el Lago Inle o Bagan. Allí puedes encontrar tranquilidad y naturaleza fuera de los bullicios de una gran ciudad como Yangon.
Las visitas a hacer son prácticamente todas a cuevas y templos, aunque yendo con más tiempo también se pueden hacer algunas rutas de trekking para subir al monte Zwegabin, donde hay una pagoda y vistas espectaculares. Ahora bien, también hay que armarse de valor para pasar muchas horas bajo un sol abrasador.
En definitiva, si piensas viajar a Myanmar creo que deberías acercarte a esta zona al menos 2 o 3 días.
En el próximo artículo hablaremos de Yangon, la ciudad más grande del país.
Leave a reply