Con nuestro monitor calibrado, vamos a ver cómo gestionamos el color de nuestras fotos desde que las hacemos hasta que acabemos de editarlas.
Como siempre, aquí te dejo el vídeo y abajo tienes la explicación más detallada.
El espacio de color de la cámara
La mayoría de cámaras te dan la opción de elegir entre los espacios de color Adobe RGB o sRGB. ¿Qué elegimos?
Lo habrás oído por activa y por pasiva: para conseguir la mejor calidad en tus fotos dispara en RAW. Este tipo de archivo guarda mucha más información que los JPG, y es muy importante si vas a procesar tus fotos.
Si has hecho caso de las sabias palabras no tienes por qué preocuparte: el espacio de color que elijas en cámara no afecta a los RAW. En cambio, sí que es importante cuando disparas directamente en JPG o en TIFF. Estamos hablando de nuestro archivo original, al cual siempre podremos reducirle la calidad después para verlo en monitores o compartirlo por internet. Si de partida le ponemos la peor calidad posible nunca podremos recuperar esa información perdida.
Como ya vimos en el artículo anterior, el espacio Adobe RGB representa más gama de colores que el sRGB. Así que mi recomendación es que elijas el espacio Adobe RGB. Sólo dispararía en JPG con perfil sRGB aquellas fotos que quiera subir a internet sin pasar por el ordenador, y que tenga claro que no voy a imprimir nunca.
Si ya tienes tus fotos en sRGB no tiene sentido que cambies a otro espacio más amplio. Símplemente manten sRGB durante todo el flujo de trabajo.
El espacio de color del revelador
Cuando abrimos una foto para procesarla entra en juego otro espacio de color: el que usa el propio software de revelado.
No debes preocuparte, pues los reveladores más habituales como Lightroom o Capture One trabajan con los espacios de color más amplios que existen, como ProPhoto o Melissa RGB (un sucedáneo del primero). Con lo cual, en cuanto espacio de color nunca estarás limitado para exprimir tus RAW, y mucho menos archivos en sRGB o Adobe RGB.
Camera RAW sí que te da opción a elegir con cuál quieres trabajar. Como fotógrafos nos interesan los tres espacios más tradicionales. Concretamente yo suelo escoger el Adobe RGB. También es importante configurar la profundidad de color en 16 bits y marcar la opción de exportar a Photoshop como objeto inteligente. Esto nos permitirá darle más caña en el procesado y volver a Camera RAW desde Photoshop si queremos reajustar algún parámetro.
Sí que hay que tener cuidado al exportarlos de un revelador a otro. Todas las aplicaciones que conozco te permiten configurar en qué espacio de color exportan la foto a otros programas. Normalmente puedes elegir los 3 típicos, así que fíjate en cuál va a coger para la exportación.
Muchos fotógrafos eligen seguir con el espacio ProPhoto (si venían de un RAW) durante todo el revelado con el fin de sufrir la mínima pérdida posible. Me parece interesante para preservar el máximo de información posible, pero a veces me cuestiono si tiene sentido. Dudo que llegue a ver el día en que las pantallas, las impresoras y el papel igualen la gama de colores del ProPhoto. Al final siempre te va a tocar convertir la foto a espacios menores para imprimirla o visualizarla bien en otros dispositivos.
Por eso a día de hoy suelo trabajar en Adobe RGB ya que me parece un espacio suficientemente amplio. Quizás el día de mañana alguien me abra los ojos y me demuestre que merece realmente la pena usar ProPhoto más allá de lo que dice la teoría. En ese caso vendré a rectificar el artículo, no te preocupes.
El perfil ICC en nuestro archivo final
Hemos terminado de revelar nuestra foto con Photoshop por ejemplo, ¿y ahora qué?
Por un lado, mantendremos bien guardado el RAW original, esa copia maestra de nuestro trabajo.
Después te recomiendo guardar una copia en formato TIFF o PSD que conserve todas las capas que hayamos ido creando en el procesado. Así siempre podremos volver para deshacer algún ajuste o añadirle alguno más. Esa copia la dejo en el espacio de color con el que haya estado trabajando (en mi caso Adobe RGB). Sólo guardo los TIFF de las fotos que valen realmente la pena.
Por otro lado, guardo una copia en JPG manteniendo el espacio Adobe RGB, esta vez sí, de todas mis fotos. Si quiero compartirla en internet creo otra copia en sRGB que elimino una vez subida. Podemos cambiar el perfil ICC en Photoshop yendo a Edición > Convertir en perfil…
Parece que ya hemos terminado, ¿verdad? Pues no… Nuestras fotos todavía tienen que pasar por otra prueba de fuego: el perfil ICC específico de la impresora que creará nuestra copia en papel. Por eso, no sirve de nada todo el trabajo hecho hasta aquí si enviamos a imprimir nuestras fotos tal cual las tenemos. No podemos dejar en el aire cómo quedará la copia impresa.
Para solucionarlo, los laboratorios e imprentas mínimamente buenos ponen a nuestra disposición los perfiles ICC de sus impresoras. Así podemos asegurarnos del resultado final y hacer algún ajuste en caso de necesidad.
En el siguiente artículo veremos cómo ajustar nuestras fotos a los perfiles ICC de Saal Digital. Recuerda que puedes pedir un cupón descuento de 20€ por si quieres probar.
Índice Gestión del color
- Introducción y calibración del monitor
- Perfiles ICC en tus fotos
- Preparar la foto para la imprenta
- Comprobación del producto final
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