Apilado y star-trackers son sinónimo de fotografía astronómica y de cielo profundo desde hace décadas. Más tarde, se empezaron a usar esas mismas técnicas para fotos de astropaisaje (paisajes nocturnos con cielos estrellados). Seguro que si has indagado un poco en esta disciplina fotográfica te sonarán los términos.
Pues bien, hay unas preguntas recurrentes que me suelen hacer en quedadas nocturnas y e-mails que recibo. ¿Es mejor hacer varias fotos para apilar o usar un star-tracker? ¿Vale la pena complicarse tanto en vez de hacer una única toma?
Así que para dar respuesta a esas preguntas, no sólo con palabras sino con muestras, decidí hacer una prueba donde se vea exactamente qué diferencia hay entre hacer una cosa u otra.
Te dejo con un breve vídeo, aunque puedes seguir leyendo abajo para una explicación más extensa y fotos de muestra.
¿por qué apilar o trackear?
Dos formas de hacer las cosas, un mismo objetivo: menos ruido, más detalle y mejores colores.
En fotografía de astropaisaje tenemos una limitación si queremos que salgan las estrellas estáticas (lo normal para Vía Láctea): el tiempo de exposición.
En función de la focal que estemos usando no podremos exponer más de X segundos sin que empiecen a generarse trazas en las estrellas. Por ejemplo, aplicando la regla NPF a mi cámara (full frame, 24MP) nos dice que disparando a 14mm y f/2.8 sólo podré exponer durante 18″. Para una focal de 35mm el límite estará en 7,6″. Cuanto más larga sea la focal más se reducirá el tiempo que podremos exponer.
Este tipo de fotos se suele hacer con la mayor ausencia de luz posible, siendo ideal que no haya luna. Por tanto, si tenemos el tiempo “capado” tenemos que llevar al límite nuestro equipo disparando a grandes aberturas e ISOs altos. Esto se traduce en ruido, pérdida de detalle y de colores. En definitiva, una menor calidad de imagen.
De ahí surge la necesidad de buscar técnicas y herramientas que nos permitan saltar esa barrera.
¿qué eS UN APILADO O STACKING? ¿Cómo se hace?
El ruido es aleatorio: en cada foto el grano aparecerá en unos píxeles distintos. Siendo así… ¿qué pasa si sacamos varias fotos seguidas y las combinamos usando el valor promedio del píxel? En eso precisamente consiste la técnica del apilado o stacking.
Todo empieza con la toma de fotos que luego vayamos a apilar en el procesado:
- Colocar la cámara de forma estable sobre un trípode.
- Poner los parámetros de disparo necesarios para que las estrellas aparezcan estáticas, como si sólo fuésemos a hacer una única toma.
- Disparar entre 10 y 15 fotos seguidas sin cambiar el encuadre (si tenemos un intervalómetro externo o en la propia cámara sería ideal). Haciendo más fotos la mejora que se consigue es inapreciable.
Una vez en casa debemos fusionarlas. Lo ideal es hacerlo con un software específico, aunque también se puede hacer en Photoshop creando un objeto inteligente con todas las capas y poniendo el modo de fusión en “promedio”. Para Windows está el programa gratuito Sequator, mientras que para Mac existe el Starry Landscape Stacker, que cuesta actualmente 39,99$.
En el vídeo puedes ver cómo fusiono las imágenes usando Sequator mediante un emulador de Windows dentro de Mac. No tiene mucho misterio, tan sólo arrastrar todas las imágenes al programa y elegir un par de parámetros.
¿Qué es trackear? ¿Cómo usar un star-tracker?
Hemos visto cómo el apilado consigue una mayor calidad de imagen a base de fusionar fotos, aunque estas estén hechas con parámetros del tipo F/2.8, 7″, ISO 3200. ¿Pero existe la posibilidad de cambiar estos parámetros y disparar a un ISO más bajo o una apertura más cerrada? La respuesta es SÍ.
Un tracker es un aparato que se monta entre el trípode y la cámara, y lo que hace es contrarrestar el movimiento de la tierra. De este modo, para la cámara es como si las estrellas permaneciesen fijas en el encuadre. Yo uso el MSM rotator, uno de los más básicos del mercado. Te dejo aquí los artículos que escribí explicando su funcionamiento y realizando las primeras pruebas.
Con él he hecho fotos a 17mm (full frame) de 2 minutos, y a 35mm de 1 minuto consiguiendo estrellas como puntos. Donde va a marcar diferencias un mejor tracker es con focales largas (a partir de 50-85mm en adelante).
Al alargar tanto el tiempo de exposición puedes cerrar un paso el diafragma y bajar el ISO un par de pasos. Por ejemplo, supone pasar de F/2.8, 7″, ISO 3200 a F/4, 60″, ISO 800. Por lógica, el resultado va a ser bastante mejor. Ahora bien, ¿mejor o peor que lo que se consigue con un apilado? Eso es lo que vamos a ver con las pruebas que he preparado.
La prueba: toma única vs apilado vs tracker
Metámonos en harina y veamos las diferencias exactas que hay entre hacer una foto simple a la Vía Láctea, apilar varias tomas o usar un tracker.
Para ello aproveché un viaje al interior de Teruel, en concreto al Castillo de los Ares en Pozondón (GPS 40.586671, -1.450856). Un sitio sin contaminación lumínica, y un día sin luna.
El equipo usado para todas las tomas fue:
- Cámara: Sony A7III
- Objetivo: Sony SEL 35mm f/1.8
- Trípode: Vanguard VEO 3+ 263CB
- Intervalómetro / disparador remoto: PIXEL TW-283 S2
- Star-tracker: MSM rotator (sólo para la toma trackeada)
Todas las muestras llevan exactamente el mismo procesado:
- Abiertas en Capture One poniendo el mismo balance de blancos y compensando una pequeña diferencia de exposición.
- En Photoshop se ha aplicado curva de contraste y aumento de saturación para “apretar” la Vía Láctea de modo que resalte los posibles fallos que pueda tener (ruido y demás).
Vamos a visualizar la foto completa (eliminando el suelo):



Elegí un apilado de exactamente 9 fotos para que el tiempo empleado en hacerlo fuese casi el mismo que en la foto trackeada (9 x 7″ = 63″ frente a 60″). Además, los mejores resultados de apilado se obtienen entre 10 y 15 fotos, aunque luego veremos si hay una diferencia sustancial con respecto a las 15 tomas.
Lo primero que llama la atención es que la parte superior de la imagen así como los laterales son más oscuros en las fotos sin tracker. Esto es así por tener que disparar a casi máxima abertura. Con el tracker podemos usar un diafragma más cerrado corrigiendo defectos de la óptica como el viñeteo, las aberraciones cromáticas o el coma.
El color verde que aparece en la parte inferior es lo que se conoce como airglow, una luminiscencia nocturna que se produce en la atmósfera. Es un efecto muy suave, y también es evidente cómo el tracker es el que saca mejor ese color verdoso en parte por haber usado un ISO más bajo.
Ahora vamos a hacer zoom al 100% metiéndonos dentro del Centro Galáctico, intentando que queden representadas las zonas con más detalle y colores del cielo, y vamos a compararlas por parejas:
Cometí un pequeño fallo de calibración del tracker y se nota que las estrellas salen con un ligero movimiento en la foto trackeada. Pequeño pero se nota. Si obviamos ese error mío, estas son las conclusiones a las que llego yo tras ver la prueba:
- Cualquiera de las dos técnicas supone una mejora frente a la toma única sin tracker.
- La foto apilada consigue menos ruido que la toma única trackeada.
- La foto trackeada tiene más detalle, más riqueza de colores, menos viñeteo y aberraciones que las otras dos.
Una vuelta de tuerca: apilado de fotos trackeadas
Son dos técnicas diferentes, ¡pero no excluyentes! ¿Qué pasa si las combinamos? Aquí el resultado de un apilado de 15 tomas sin tracker y con tracker:
Resulta evidente cuál es la mejor, ¿no? Eso sí, sin tracker habremos empleado 15 x 7″ = 1m 45s, mientras que con tracker 15 x 60″ = 15m…
Y puestos a hacer pruebas para aprender, aquí te dejo otro bonus… ¿Qué diferencia hay entre apilar 9 tomas o 15? Aquí lo tienes, sendas fotos sin tracker:
Diría que hay que hacer más de un 100% de zoom para notar diferencias… Por tanto, creo que quedándose con apilados de 9 tomas (o 10 por redondear) sería más que suficiente. Ya no necesitarías 15 minutos sino 9 o 10 para conseguir una foto de la máxima calidad.
OTRAS DIFERENCIAS A TENER EN CUENTA
Los resultados ya los hemos visto: usando un tracker vamos a conseguir la mayor calidad en cuanto a ruido, detalles y colores. Pero más allá de eso, tirar de apilado sin tracker nos supone una serie de ventajas a tener en cuenta frente al tracker:
- Más barato: un tracker puede costar entre 200 y 600€ (incluso más), apilar es gratis.
- Más ligero: no necesitamos llevar en la mochila ni almacenar en casa un aparato más. Piensa que el tracker va acompañado de una cuña, el puntero láser o la mirilla, base niveladora… por lo que acabas añadiendo como poco 1kg en la mochila. Indirectamente, para trackear también hace falta un trípode más estable que el que necesitas para un apilado.
- Más rápido: usar el tracker implica:
- Montar más piezas y dedicar un tiempo a alinear muy bien a la Polar. Cada vez que quieres cambiar de encuadre has de recalibrarlo todo. Con el apilado no.
- Hacer una foto para el cielo con el tracker encendido y otra para el suelo con el tracker apagado, ya que si no al contrarrestar el movimiento de rotación de la tierra el suelo aparecerá movido.
- Menos ruido en el suelo: el apilado se puede usar también para la parte del suelo, reduciendo el ruido en ambas partes de la foto a la vez. Conseguir esto no es fácil porque necesitamos:
- Un suelo estático (tipo rocas) que no varíe su posición de una foto a otra.
- Iluminar el suelo para que nos sirvan los mismos parámetros de disparo que para el cielo.
ConclusionES
Como ves, son muchas cosas a tener en cuenta, lo bueno es que poniendo todos estos datos y ejemplos sobre la mesa cada uno puede sacar sus conclusiones. Las mías son estas:
- El tracker es el que mayor calidad da, y si encima apilamos fotos trackeadas ya es la leche.
- Usaré tracker cuando tenga una foto muy concreta en mente y que merezca la pena todo el esfuerzo y tiempo empleado en conseguir LA foto.
- También el tracker gana puntos con focales más largas que para hacer tomas únicas implican reducir mucho el tiempo de exposición y tirar de parámetros más extremos.
- Para los demás casos, apilar es una gran opción porque se obtiene una mejora sustancial a nivel de ruido dedicando poco tiempo extra.
- Y si no se puede, no se puede. Tampoco pasa nada porque hoy en día la reducción de ruido por software hace milagros.
He de decir que para mí usar el tracker es también una forma de disfrutar de una foto pausada, al igual que el uso de trípode y filtros en fotos de paisaje al atardecer. Montar todos los cacharros y disfrutar del momento es como cocinar la foto a fuego lento. Ahora bien, no siempre hay tiempo o simplemente no apetece.
A pesar de intentar pensar en todo, seguro que hay cosas que se me han pasado por alto, ventajas o inconvenientes que no he visto. Así que… ¿cuál es tu conclusión?
4 Comments
Realmente un Tracker te ayuda mucho.
Yo utilizo un Skywatcher AZ-GTI modificado a EQ y con cuña ecuatorial.
Si lo que voy para Via Lactea AZ, si es OSD EQ.
Pero si voy en modo vago o no lo tengo un apliado es lo mejor.
De todas formas un buen revelado se nota.
Una cuestión, recomiendas camara astromodificada??? Yo utlizo ahora una Nikon D7500, se comporta muy bien en nocturna, pero tengo la posibilidad de una modificada con filtros muy bien de precio.
SAludos.
Hola! Muchas gracias por compartir tu experiencia.
En lo que respecta a la cámara astromodificada no te sabría decir porque no he tenido ni he probado nunca. Viendo fotos de otros me gusta el color que sacan en la VL, pero el resto del cielo me parece muy artificial (aunque sea más real que lo que ve una cámara normal). Pero eso ya es mi gusto personal, lo que realmente has de ver es si haces mucha fotografía astro como para tener una cámara dedicada en exclusiva a ello o no.
Un abrazo y buen finde!
Hola Jorge !!!
En mi opinión, resulta mucho más sencillo y práctico el apilado frente al trackeado. Tu dices que es como cocinar tranquilamente, pero a mi no me gusta cocinar (literalmente), quizás por eso prefiero el apilado. Para trackear has de montar toda la parafernalia y sólo eso ya me pone nervioso. Me parece mucho más práctico y sencillo el apilado. Por otra parte, he ido algunas veces con gente que tenía tracker y no lo han podido usar; como dice el refrán, o jugamos todos o rompemos la baraja y como había gente sin el accesorio, no lo podían montar, pues el resto estábamos ocupados con la iluminación, linternas o el cambiar de encuadre para hacer otras tomas.
Así que después de visto y leído las experiencias de compañeros, para mí la decisión es totalmente a favor del apilado, aunque a veces ni eso, gracias a los nuevos avances en reducción de ruido.
Bien argumentado maestro!! 😉
Hay que ser práctico, y desde luego cuando quedas con más gente que no van con la misma idea se complica la cosa. Por ejemplo, en la quedada que hicimos en Chera había gente haciendo circumpolar y no usé el tracker por no estropearle la foto con el láser al alinear con la polar. Si todos van a por la Vía sólo hay que coordinarse para hacer la foto del suelo y una vez hecha los demás ya pueden hacer lo que quieran porque de la foto que hagas trackeada sólo te quedas con el cielo. Pero sí, es más rollo que si todos van al unísono.
Un abrazo!!