En la vida hay momentos que suceden cosas que te marcan para siempre. Hacen “click” en tu cerebro y desde entonces no vuelves a ser el mismo. Uno de esos momentos fue el origen de la imagen que te voy a mostrar hoy: “El principito”

El origen
Hace como 8 o 9 años, estaba con mi (de aquellas) novia y mis cuñados en la playa una noche de verano. Mientras cenábamos un bocadillo con vistas al mar, en el horizonte empezamos a ver un resplandor naranja muy fuerte. Las nubes de alrededor también se tiñeron del color del fuego. Lo primero que pensamos, por la proximidad del puerto, es que había un buque que se estaba incendiando.
Nada más lejos de la realidad: en apenas segundos, un gran disco empezó a asomar. Al principio muy borroso, pero a medida que alcanzaba altura se veía bien definida… ¡La luna llena!
De aquellas yo asociaba una luna llena a un color blanco/amarillento, pero nunca me la hubiera imaginado naranja tirando a roja. Era la primera vez que veía una salida de luna en hora azul. Creo que PhotoPills ni existía por aquel entonces, así que tampoco era habitual ver fotos de este tipo de lunas.
Lo cierto es que aquel hecho me marcó. Conseguir fotos de grandes lunas rojas en hora azul es una de mis obsesiones como fotógrafo, y en especial llevo tiempo queriendo fotografiar algo similiar a lo que viví en aquel momento.
Los primeros intentos
Intentar captar ese momento no es nada fácil. Como en cualquier planificación de luna, un cielo encapotado pueda dar al traste con tu idea. Pero además, fotografiarla saliendo por el mar es complicado porque la bruma del horizonte hace que muchas veces no veas la luna hasta que ya está alta.
Para colmo, en Valencia las playas no son muy anchas. Eso quiere decir que si quieres incluir personas en el encuadre no vas a obtener una luna enorme…
El primer intento fue en agosto de 2020 para inmortalizar el embarazo de mi mujer. Localicé un sitio en Puerto de Sagunto que podría cuadrar bastante bien, sin embargo la bruma dio al traste con la salida. Tuve que hacer una segunda foto cuando la luna empezó a verse y luego combinarlas en Photoshop. Aquí está el resultado:

Al segundo intento (enero de 2022) ya le dediqué un post en el blog: Bailando con la luna. Fue también en Puerto Sagunto, aunque cambiando ligeramente el encuadre debido a que la luna no salía por detrás del espigón. Te dejo una de las fotos de la sesión:

Estaba satisfecho con las dos sesiones. No obstante, seguí dándole vueltas en busca de una localización que permitiese disparar desde más lejos.
La planificación
Resulta evidente lo primero que había que hacer: buscar una playa ancha. Para ello abrí Google Earth y me recorrí a vista de pájaro toda la costa de Valencia y parte de Castellón y Alicante.
Una noticia buena y una mala. La buena es que una de las más anchas que encontré estaba muy cerca, en Las Arenas, junto a la Marina de Valencia (GPS 39.463405, -0.322523). La mala es que sigue sin haber una distancia bárbara hasta la orilla (unos 260 metros).
Aparte, esa playa tiene una peculiaridad y es que va de bajada a medida que te acercas a la orilla, en especial el último tramo. Por eso tampoco puedes situar a las personas justo en la orilla ya que quedarían parcialmente tapadas por la arena. Total, que entre unas cosas y otras sólo puedes ponerte a una distancia de 200 metros.
Con esto en la mente y PhotoPills en la mano, a buscar fecha. Esto fue lo que salió:

Podía haber calculado la foto disparando desde el paseo peatonal, pero habría gente cruzando constantemente así que me iban a molestar mucho, así que me decanté por planificarlo desde la arena.
La distancia sería de unos 200 metros y la luna tendría un tamaño aparente de 1,7 metros. Me hubiera gustado más grande, pero conocer esta información me permitió componer la escena de manera que no hiciese falta una mega-luna. ¿Cómo? Usando modelos pequeños (mi hijo Daniel de 2 años) o haciéndolos parecer más pequeños (mi mujer sentada en la arena).
PhotoPills me dio también otra información muy valiosa: el sol ya se habría escondido y estaría a -4º. Eso es, en plena hora azul y con una luz más bien escasa. Para la ocasión preparé mi farolillo vintage (más a modo atrezzo que no por la luz que da) y dos focos led que son los que iluminarían mis modelos.
El equipo usado
No hay mucha novedad en cuanto al equipo, ya que es el que llevo usando un par de años. La única pieza más nueva es el rail para teleobjetivos, que me ayudó a equilibrar el peso sobre el trípode de manera que sea más fácil encuadrar, enfocar y evitar trepidaciones por el viento.
- Sony A7III
- Sigma 150-600mm F/5-6.3 Contemporary para Canon + Sigma MC-11
- Trípode Vanguard VEO 3+ 263CB
- Raíl estabilizador de teleobjetivos
- Disparador PIXEL TW-283 S2
- 2 Paneles LED Neewer 660 con baterías
- 2 Pie de flash Neewer
- Mochila Vanguard VEO Range T48
Lo que sí me hizo falta en esta ocasión fue equipo humano. Eché mano de mis cuñados, que ya me ayudaron en 2020 con la sesión de embarazo, para que se quedasen cuidando de los paneles LED y regulando su intensidad según cambiaba la luz ambiente.
¡Ah! Y aprovechando que era época de roscón de reyes, cogí la corona como atrezzo para que se lo pusiera mi hijo. De ahí que, la foto lleve el cursi título de “El principito”, como la famosa novela francesa.
Cuando el destino te pone a prueba: cosas implanificables
La predicción de nubes para esa tarde podía dar al traste con todo el despliegue, de hecho se quedó un bonito atardecer para una foto de paisaje. Por suerte, en dirección al mar se quedó bastante despejado.
Llegamos con tiempo para poder medirlo todo bien, montar el set de iluminación y situarnos cada uno en su posición. Una vez organizado, me fui hacia mi posición recorriendo los 200 metros hasta el final de la playa. Ahora viene cuando el destino quiere ponerse en tu contra, o al menos ponerte a prueba…
Por el camino había una papelera clavada en el suelo que me podía molestar. No se podía mover, y yo tampoco quería ponerme de pie a hacer la foto porque mi idea era hacerla a ras de suelo para que la luna estuviese lo más cerca posible de mis modelos.
El colmo fue cuando me quedaban apenas 30 metros para llegar al punto exacto donde tenía que situarme. Entran en la playa una mujer y su hijo, con maletas de haber pasado una temporada en Valencia. ¿Y dónde las dejan? ¡Bingo! Amontonadas en la arena, justo en mi línea de tiro… Lo sé, sólo me molestaban para la salida de la luna, luego me iría desplazando y se quedarían a un lado. Pero… ¡con la de playa que hay y tenían que ponerse justo ahí! Fui corriendo a pedirles amablemente que las apartasen unos metros. Me miraron extrañados pensando “este flipao se va a ir corriendo con una maleta o algo”, pero accedieron.
Trípode montado. Cámara lista. Luces encendidas. Encuadrado. Enfocado. Todo en orden, esperando a que saque la calvorota la luna.
Llega el momento y… empieza a pasear gente por la orilla justo entre la luna y mis modelos, parándose a hacer fotos a la luna. El resto de la playa (y mira que es larga) casi vacía… ¡¿EN SERIO?! Esto empezaba a parecerse a una peli de Ben Stiller, el destino se estaba riendo de mí. Mis cuñados les pidieron que se apartasen, pero claro, explícale a alguien que no entiende que hay un fotógrafo a 200 metros intentando sacar un retrato decente…
A partir de ahí, el resto de la sesión transcurrió de manera normal, más allá del estrés habitual de perseguir la luna conforme se desplazaba. Y aquí están los resultados:



Como ves, al principio la luna apenas se intuía. A medida que sube, la bruma y las capas de la atmósfera hacen que la parte inferior se vea como distorsionada. Y cuanto más alta, más definida se ve:

Finalmente, opté por fusionar la foto donde mejor estaban Daniel y Aleyda con la que mejor empezaba a verse la luna:

Sobre la toma y edición
A nivel técnico, más allá de lidiar con saboteadores, lo más complicado fue la falta de luz.
Me decanté por una velocidad de disparo de 1/125″ para evitar trepidaciones y los movimientos de los modelos (especialmente del peque, que no para 😅). Con una F/9 necesitaba un ISO 12800 dejando la imagen un poco subexpuesta para controlar las altas luces.
Los focos LED me sirvieron de gran ayuda para equilibrar la iluminación de los modelos con la de la luna, pero la luz ambiente para el resto del paisaje era la que había. No tenía margen para cerrar más el diafragma y conseguir una mayor profundidad de campo.
Podría haber tirado un segundo disparo enfocando a la luna, de manera que estuviera completamente a foco, pero me gustó el resultado así tal cual. El ligero desenfoque ayuda a centrar mucho la atención en mis modelos favoritos, y la toma en general queda más natural.
Respecto a la edición, lo único a destacar es:
- Reduje el ruido con DxO PureRAW antes de empezar con el revelado
- Recorté bastante la foto (como un 50%)
- Los paneles LED y los trípodes que los aguantaban salían en la foto pese al recorte, ya que estaban cerca de los modelos. Tuve que borrarlos con Photoshop de manera muy sencilla.
Espero que te haya resultado interesante la explicación de todo el proceso de creación y que te hayas reído con mis desventuras. ¡Nos vemos en próximos posts!
4 Comments
Jejejejejeje…… Parece mentira detrás de una foto los problemas e imprevistos que pueden llegar a surgir. De todas formas, al final te quedó una foto impresionante, que logra transmitir esa complicidad entre madre e hijo bajo la luz atenta de la luna. Enhorabuena por el trabajo !!!
Vaya que sí, esas aventuras son las que quedan para el recuerdo y añaden valor a la propia foto.
Muchas gracias por tus palabras compi!!
Fantástica, me encanta que expliques todo el proceso; ayuda mucho saber cómo y qué hacer para hacer este tipo de fotografías.
El resultado final es impresionante, me gusta mucho como la has encuadrado y ese pequeño desenfoque a la luna, como bien dices, es crucial para darle naturalidad a la escena.
Enhorabuena Jorge! Y muchas gracias. Se aprende mucho contigo.
Muchísimas gracias como siempre por tus palabras Nuria!
Me alegra que te guste el resultado y en especial que te sirva para aprender cosas nuevas. La idea de compartir mis experiencias es justo eso, transmitir los aciertos pero en especial los errores y dificultades que encontré para que el que lo lea pueda evitarlos.
Un abrazote!