En España tenemos nada más y nada menos que 15 parques nacionales, entre los que podemos encontrar los de Picos de Europa, el Teide, Doñana, o el de Ordesa y Monte Perdido, que es del que te hablaré hoy. Así conocerás otro sitio al que hacer una escapada cuando se pueda volver a viajar.
Datos sobre el Parque Nacional
Ordesa se encuentra en el pirineo oscense (Huesca – Aragón) y para ser conscientes de su relevancia, voy a darte una pincelada de datos:
- Es el 2º parque nacional más antiguo de España (año 1918)
- Es el 7º en cuanto a número de visitantes (unos 600.000 al año)
- Tiene una superficie de 15.608 hectáreas
- Su altitud va desde los 750 metros sobre el nivel del mar en la zona más baja (río Bellós) hasta los 3348 metros del Monte Perdido
- Considerado Reserva de la Biosfera desde 1977
- Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1997
El parque a su vez está dividido en 4 zonas o sectores, teniendo cada uno un «aforo» máximo de visitantes:
- Ordesa (1800 personas)
- Añisclo (650)
- Escuaín (325)
- Pineta (900)
Cada una cuenta con sus atractivos, aunque sólo te puedo hablar por conocimiento propio de la zona de Ordesa, que he visitado en un par de ocasiones, y la de Pineta (aunque de eso hace ya mucho tiempo).
Dicho esto, me voy a centrar en la zona de Ordesa que es donde he estado más recientemente haciendo la ruta que lleva a uno de sus mayores atractivos: la cascada de Soaso o Cola de Caballo. Verás que las fotos son un poco «popurrí», porque tengo del verano de 2011 (con una Nikon D90, el 18-200mm, y sin tener mucha idea de fotografía) y de la primavera de 2019 (con la Fuji X-T2, el 10-24mm, filtros y trípode).
Cuándo visitar Ordesa
Al igual que sucede en otras partes de España, cada una de las 4 estaciones del año dejan un paisaje muy distinto. Valles verdes y agua abundante en primavera, altas temperaturas y largos días en verano, colores ocres en otoño y un manto blanco en invierno. Así, aunque ya hayas estado alguna vez en Ordesa y Monte Perdido, siempre puedes volver para verlo con otros ojos.
Si quieres tener menos probabilidad de lluvia, lo más acertado es ir en verano, aunque no estás exento de que te caiga un tormentón. Estamos en alta montaña, y ya sabes, la climatología es muy cambiante. Sin embargo, no sé si es la mejor forma de disfrutar: un día cálido de verano puede ser muy pesado tanto por la cantidad de horas bajo el sol como por la masificación de gente. Los ríos llevarán menos caudal y todo estará más seco.
Primavera puede parecer una época propicia por estar todo en florecimiento, pero deberemos dejarlo para mayo o principios de junio si queremos encontrar temperaturas más moderadas y más agua por el deshielo. La pega es que es la estación más lluviosa, y en los primeros meses de primavera todavía pueden caer nevadas, tal como pasó unos días antes de nuestra visita. En la oficina de turismo nos dijeron que los caminos estaban despejados y que sólo veríamos nieve en los picos de las montañas, pero lo acabamos pasando mal por no ir preparados. A medida que subíamos nos encontramos con placas de hielo resbaladizas, haciendo amagos de caernos cada dos metros. A la vuelta, esas placas se habían descongelado dejando el camino con más de un palmo de nieve y fango. Sí o sí había que clavar las pezuñas dentro, ya te puedes hacer una idea de lo incómodo que es hacer km con los piés empapados… A todo esto cargado con el equipo (trípode incluido).
Si esto fue una primavera nevada, no quiero imaginar cómo estará en pleno invierno. No soy para nada un experto, pero supongo que tendrá sus restricciones y habrá caminos cortados. Debe ser una opción sólo para la gente que sabe lo que se hace, no para un excursionista cualquiera.
Si tuviera que elegir, iría en otoño. Las temperaturas son buenas, estadísticamente tiene como un 30% menos de probabilidad de lluvia que en primavera, y para fotografía es una época agradecida, pues el manto de colores debe quedar espectacular.
Cómo llegar a Ordesa
La puerta de entrada al parque natural se encuentra en la población de Torla-Ordesa. Pero antes, si vamos con tiempo, podemos hacer una breve parada en una población llamada Broto y así ver la cascada del Sorrosal (GPS 42.605557, -0.128009). Se accede a ella por un caminito plano, apenas hay que andar unos 500 metros desde el puente que cruza el río Ara.

Ahora sí, nos encaminamos hacia Torla-Ordesa. En función de la fecha de tu visita podrás llegar hasta el parking de la pradera de Ordesa con vehículo propio (GPS 42.649469, -0.060179) o no. En épocas de mayor afluencia (de junio a octubre y Semana Santa) es obligatorio aparcar en la población (GPS 42.625993, -0.111586) y coger un bus hasta el inicio del parque. Aquí puedes encontrar los distintos horarios y tarifas. Ya puestos, si quieres darte una vuelta por el pueblo es muy bonito. ¡Aviso! ¡Se avecina un HDR de la época y se te pueden caer los ojos!

Otra opción (esta para masocas) consiste en ir andando desde Torla hasta el parque. La ruta es bastante asequible: unos 8 km con 470 metros de pendiente positiva. Se puede hacer en un par de horas. El camino arranca cerca del camping de Torla y transcurre montaña adentro, dejando unas vistas muy bonitas. Es un paseo muy agradable si sólo vas a hacer esa parte de la ruta.

Cuando digo que no tenía mucha idea de fotografía por entonces es que no tenia NADA de idea… ¿Has visto los EXIF? 😅 Siendo justos, salíamos de una zona frondosa donde no había mucha luz.
Volviendo al tema, si piensas engancharlo con otra ruta en Ordesa hablamos de palabras mayores. Cuando llegas a la pradera de Ordesa la gente baja del bus fresca como una rosa y lista para enfrentarse a los 20 km de la ruta a Cola de Caballo, mientras que tú ya llevas 8 km a cuestas… Te digo por experiencia que es durito, y más si vas en pleno verano con un sol de justicia y con botas no muy cómodas.
Ruta de la Cola de Caballo (o Cascada de Soaso)
La ventaja de Ordesa es que podemos hacer rutas para todos los gustos: los que no sean de andar mucho pueden adentrarse en los primeros metros de bosque y hacer un picnic por la pradera junto al río, y los más intrépidos pueden llegar hasta el refugio de Góriz e incluso practicar escalada.
Si lo que queremos es ver los sitios más icónicos de Ordesa sólo con nuestras queridas piernas (y sin más habilidad que la de andar cuesta arriba), haremos la famosa ruta que lleva a la cascada de Soaso también conocida como Cola de Caballo. Se trata de una ruta lineal de unos 20 km en total y un desnivel acumulado de 500 metros. Los más experimentados pueden convertirla en circular volviendo por la senda de los Cazadores. Es un camino más duro y en épocas de mala climatología suele estar cerrado.
Por si no tienes ni idea de senderismo, lo de lineal implica que la vuelta la harás por el mismo camino. ¿Y eso es bueno o es malo? La parte mala es que a la vuelta no ves cosas nuevas, aunque siempre se descubren otros puntos de vista. Y la gran ventaja es que puedes darte media vuelta cuando quieras si no te ves con fuerzas de hacer todo el recorrido. Si quieres acortarla podrías llegar por ejemplo hasta las Gradas de Soaso, dejando la ruta en 16km y 400 metros de desnivel. A diferencia de otras rutas que hemos hecho, esta no tiene pérdida. La senda está bien marcada y también hay indicaciones en postes para salirnos del camino principal y visitar algunas cascadas.
Comenzaremos en la Pradera de Ordesa, donde nos habrá dejado el bus o habremos aparcado el coche (depende de la época del año). Allí hay un restaurante por si quieres comer o si necesitas algo para el camino, aunque nosotros siempre hemos ido provistos para hacer las comidas por el camino.
Dejaremos a nuestras espaldas el parking y nos adentraremos en el bosque para empezar a descubrir Ordesa. Los primeros 3,5 km son bastante suaves, ganando altitud poco a poco mientras oímos (y a ratos vemos) cómo el agua corre por el río Arazas. Además, en verano tendremos bastante sombra, mientras que en este tramo todavía no encontramos nieve tras las nevadas de abril y fue bastante fácil de andar.

A partir de aquí el camino se endurece: en los siguientes 3,5 km ascenderemos unos 340 metros. Por el camino podremos ver la cascada de la Cueva (GPS 42.637087, -0.035165), y el mirador de la cascada del Estrecho (GPS 42.636601, -0.030806), aunque para llegar hasta él hay que abandonar el camino bajando escalones. Es bonito, pero si vas con el tiempo justo puedes saltártelo sin problema, tampoco hay un encuadre limpio desde el que captar la cascada y suele acumularse gente allí.
Todavía nos queda camino por delante, pero ya hemos pasado el tramo más duro. Estamos a 1,8 km de las Gradas de Soaso (GPS 42.637917, -0.000854), y esta parte apenas tiene desnivel. Personalmente, pienso que merece mucho la pena hacer ese esfuerzo extra. Para mí es la zona más bonita de toda la ruta, y también un buen sitio para almorzar o comer.

Si avanzamos un poco podremos ver la parte superior de las mismas (GPS 42.638180, 0.000553) e incluso asomarnos, siempre con cuidadín y según el agua que haya, porque seguro que es una forma rápida de volver al inicio de la ruta, pero no la más recomendable.


Ahora sí, es el momento de dar un último apretón para llegar a nuestro objetivo. El primer km es también empinado (subimos 80 metros), y una vez pasado el mal trago caminaremos unos 800 metros en llano cruzando el Circo de Soaso (GPS 42.639654, 0.003050). Las vistas son espectaculares, rodeado de montañas te sientes minúsculo frente a la naturaleza.


Para que veas cómo cambia el paisaje en verano…:

Cruzaremos un pequeño puente de reja metálica y, siguiendo la curva dibujada por el río, a la izquierda veremos la famosa cascada Cola de Caballo (GPS 42.650713, 0.015389), esa por la que nos hemos dado el barrigazo a subir cuestas. Veremos otro puente metálico que cruza el río para seguir camino del refugio, pero como dicen los ingleses, «it’s none of my business«. Ya hemos hecho bastante, ahora queda sentarse y disfrutar de las vistas. Así es cómo se ve la cascada desde el puente:

Con cuidado de no resbalarnos, podemos acercarnos por el lateral izquierdo hasta la base de la cascada. Siempre hay alguien por allí comiendo o bañándose (no en este caso), y a eso hay que añadirle la dificultad de limpiar cada pocos segundos el filtro o la lente por las gotitas que salen despedidas de la caída del agua, pero creo que merece la pena el esfuerzo por conseguir ese encuadre más cercano.

Tras reponer fuerzas estaremos preparados para ponernos en marcha y volver por donde hemos venido. El camino de vuelta será más rápido y ligero ya que iremos la mayor parte del tiempo de bajada.
Quisiera despedir el artículo con una reflexión, un pensamiento que me viene a la cabeza cada vez que estoy en uno de estos sitios remotos a los que sólo se puede llegar con cierto esfuerzo. No puedo evitar sentirme un privilegiado por estar pisando un suelo y disfrutando de unas vistas que muy poca gente alcanza a ver por sí misma. Sé lo que pensarás: ni que estuviéramos hablando de subir al Everest… ¿verdad? Por Ordesa pasan muchas personas al año y la ruta no tiene una dificultad extrema. Pero veámoslo de forma relativa, ¿qué % de españoles está dispuesto a andar 20 km por montaña para ver una cascada? Seguro que muchos menos que los que irían si se pudiera llegar en coche. Pues eso, que sin ser una gran hazaña, no dejo de sentir como si estuviese pisando terreno virgen. Esa sensación de aire puro, de reconectar con la naturaleza y saber que el ser humano es minúsculo frente a ella. Ahí lo dejo… ¿Has tenido esa sensación alguna vez? Quizás me lo tenga que hacer mirar… 🤪
4 Comments
Gracias Jorge por este post. Estuve en semana santa del año 2019 y justo hicimos esta ruta que es genial… todo el mundo dice que es sencilla pero esos 20 km se hacen largos y si vas haciendo fotos que te hace ir perdiendo el ritmo ..uffff.
pero es que las cascadas que vas viendo son una maravilla. Las gradas de Soaso son preciosas y cuando entras en el valle dices buuahhhh
No fastidies! Pues por poco no coincidimos, nosotros estuvimos allí el 27 de abril.
Al final son unos cuantos km y no precisamente en llano. La ida es pesada por ir cuesta arriba, la vuelta se lleva mejor pero también hay cansancio acumulado. Como bien dices, hay que ir disfrutando de los rincones que hay para ver y respirar el aire puro. Así todo se hace más llevadero, y si encima podemos hacer fotos guapas ya es la leche jeje.
Un abrazo!
Hola Jorge, buenos recuerdos traes, excursión que no por ser muy conocida deja de ser bella e interesante. Fotos chulas para unas horas complicadas, y mucha afluencia. A ver si podemos y quedaremos para la proxima, si las «fases» lo permiten esta proxima otoñada (1ºs de noviembre) serían buenas fechas. Mi primera salida por este valle fue hace 45 años, calcula. Tiempos mozos y con fuerza en las piernas.
Cuidaros mucho
JuanRA
Gracias JuanRa! Me alegra evocarte esos bonitos recuerdos. Sin duda, queda pendiente una salida por tus dominios tan pronto podamos coincidir.
Un abrazo y a cuidarse 😉