La localización de la que te voy a hablar en esta entrada no es ni de lejos la mejor que vayas a encontrar en Valencia, sin embargo, varios motivos me impulsaron a visitarla en varias ocasiones:
- Las restricciones por confinamiento
- La cercanía a donde vivo
- No haber visto fotos hechas desde allí
- Un fin documental/conservacionista
Todo esto ha hecho que me fije en ella más de lo normal. Se trata de la estación del Empalme en Burjassot (Valencia).
Esta estación empezó a funcionar en 1891 para enlazar la parada de Pont de Fusta con Líria y Bétera. En 1988 se empezó a usar como intercambiador para que la gente hiciera trasbordo a los nuevos metros subterráneos que llegaban hasta el centro de la ciudad. Actualmente cuenta con 4 vías de tren, 2 vías de tranvía y una que actúa de bucle para hacer cambios de sentido. Sin embargo, puede que a la vuelta de unos años este entorno cambie bastante, ya que se están llevando a cabo obras para soterrar unas cuantas vías de las que llegan al Empalme.
De dónde surge la idea
Pongámonos en situación. 2020, confinamiento histórico. Ya sabes, ese que nos iba a convertir a todos en mejores personas. Creo que no hemos cambiado mucho en ese sentido, pero sí reconozco que desde entonces aprecio más todo lo que tengo cerca, lo que veo día a día y que antes no le prestaba atención. Como sabes, tuvimos fuertes restricciones estando limitados a pasear cerca de donde viviésemos. Yo vivo en las afueras de Valencia, y aquí no hay paisajes naturales ni siquiera edificios interesantes. Aun así, el “mono” de fotos me hacía buscar posibles encuadres en cada paseo, tratando de encontrar algo distintio a las cuatro localizaciones típicas de mi ciudad.
Un día encontré algo que llamó mi atención. Una pasarela cruzaba las vías que conectan Burjassot con Valencia capital (GPS 39.500660, -0.403327). Lo que despertó mi interés no fue la vieja pasarela metálica, sino que al subirla se podrían tener buenas vistas hacia los modernos edificios de la Avenida de las Cortes Valencianas, como el Palacio de Congresos o el hotel Melià. Se estaba quedando una tarde peculiar, con un cielo gris tras los edificios, que a su vez recibían rayos de luz porque al lado contrario el sol asomaba entre las nubes. Subí las escaleras a ver qué tal, y esto es lo que pude sacar con el móvil:

Después fui para casa con ganas de estudiar la ubicación y planificar algo con ella. Aquí puedes ver la pasarela en Google Maps (la foto de arriba la tomé desde la parte derecha).

Mi idea inicial era subir a la parte central (la del suelo rojo), que era la más alta, para reducir el protagonismo de los cables y postes, y de paso que las 4 vías convergieran hacia la estación. Sin embargo, poco tiempo después pusieron vallas y sólo se podía acceder a la pasarela de la izquierda (donde está la chincheta roja). Así que tocó estudiar más a fondo y con Google Earth ver cómo serían las vistas desde ese lado:

Primer intento: atardecer
La primera vez que fui con cámara a la pasarela fue un atardecer en compañía de mi amigo Talu. La experiencia no fue mala. Tuvimos una tarde/noche con un cielo completamente plano, así que aprovechamos la hora azul para jugar con las trazas de luz que dejaban los trenes al pasar. Los últimos minutos de sol teñían con rayos rojizos parte de los edificios.

Lo que aprendí de esta primera visita fue que la pasarela vibra cuando pasan los trenes por debajo. No hay trípode que aguante ese movimiento, y si expones mientras pasa el tren tendrás una foto trepidada.
Segundo intento: amanecer
Había que re-visitar la escena con una iluminación completamente distinta. Al amanecer el sol sale frente a la cámara, así que todo iba a cambiar. Esperé a que las predicciones del tiempo diesen algo de nubes, y para allá que me fui. Tampoco fue una maravilla de cielo, así que opté por esperar a que se viese el sol y hacer una sunstar:

Como curiosidad, compara esta foto con la del primer día. Justo detrás de la caseta amarilla que aparece a la derecha puedes ver cómo ha avanzado la construcción de una nueva torre de edificios que están haciendo. En la primera foto sólo se ven las grúas, mientras que en esta segunda ya han levantado más de la mitad del edificio. ¿Entiendes lo que quería decir antes con “fines documentales”? Dentro de unos años, las vistas desde aquí serán completamente distintas. Habrá menos raíles, un nuevo edificio moderno a la derecha, y dentro de unas décadas quién sabe. Quizás ni exista la pasarela…
Nuestro entorno cambia constantemente y en el día a día no lo apreciamos, pero pasados unos años cae en nuestras manos una foto antigua y nos abre los ojos. Aunque sea una mala foto, todas tienen su importancia para dar testimonio de cómo era aquello tiempo atrás. Eso es lo que me ha pasado a mí tras leer un libro sobre mi pueblo natal, Almàssera. En él pude ver fotos de los años 50 y compararlas con lo que yo recuerdo de cuando era pequeño en los 90 y también cómo es el pueblo ahora. Reconocer algunos lugares y ver el cambio que han sufrido es realmente impactante. Pero claro, para llegar a ese punto hemos de dejar reposando en barrica las fotos décadas. No es fácil, porque vivimos en el mundo de la inmediatez y pocas veces nos planteamos el sentido de nuestra obra a muy largo plazo.
Tercera intento: los colores soñados
Tan sólo un día más tarde asomé la cabeza por el balcón nada más levantarme y el cielo tenia una pinta estupenda así que decidí volver a la misma localización. No por nada, sino porque a la hora que amanecía era la única a la que podía llegar a tiempo tras dejar al peque en la guardería.
Llegué justo. Justísimo. Estaba nervioso preparando el equipo ante semejante cielo por si se acababa el espectáculo, incluso hice alguna foto a pulso. Al final tuve tiempo suficiente de montarlo todo y cazar una explosión de colores de las que tenemos pocas en Valencia:

La pena fue que para no perder la parte más potente del candilazo tuve que usar más angular, colando en el encuadre los cables y postes de la izquierda. Algo que sí que habría hecho de forma distinta de haber ido con más calma sería picar un poco la cámara para equilibrar la toma aumentando el protagonismo de los trenes.
Hice varias fotos con trenes en movimiento por cada carril, y finalmente me quedé sólo con 3: dos entrando por las esquinas y uno en el centro. Si te fijas bien, de ser una escena real habría dos trenes que estarían apunto de chocar 😂
Si quieres ver “tras la escena” de ese día, aquí te dejo la publicación de Instagram donde puedes ver un timelapse (fíjate cómo tiembla el vídeo cuando pasa el tren) y un vídeo del momento candilazo.
En fin, espero que te haya gustado el artículo. Por un lado he querido enseñarte una localización nada conocida de Valencia, y por otro hacerte reflexionar sobre la importancia de las fotos que tomamos para documentar el paso del tiempo de nuestro entorno. ¡Hasta la próxima!
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